Se fue agosto. El campo no sabe todavía a qué tipo de dólar podrá negociar el producto de su trabajo. Mientras tanto sigue poniendo sobre la mesa una fortuna mes tras mes, pero la anemia del Central no mejora.
Las piezas no encajan. Desde el minuto cero de su gestión el ministro de Economía advirtió sobre la necesidad de reunir u$s 5000 millones para levantar las reservas exhaustas del Banco Central, y al toque convocó al campo para iniciar la interminable búsqueda del mal llamado "dólar sojero", algo así como la tierra prometida para productores a los que ya se ha exprimido más de la cuenta y que sólo quieren un precio digno por su trabajo.
En realidad este Frankenstein financiero ya existía y lo había pergeñado el propio Banco Central, combinando el acceso en un 30% al dólar solidario y enviando el resto a una cuenta dólar linked. La propuesta demostró un amplio desconocimiento del sector. El grano es la moneda de cambio del agro, su única defensa en un país que emite papeles pintados cuyo valor se esfuma mes tras mes. Creer que esta oferta podía entusiasmar al productor y convencerlo de entregar su reaseguro de supervivencia por un plus del 9 o 10% por sobre un precio limado, es al menos, inocente.
Pruebas al canto, el BCRA decidió no renovar su propuesta. Se liquidaron menos de u$s 20 millones con este sistema que aspiraba a reunir u$s 2.500 millones. ¿Y ahora? Mientras Massa arregló con la minería, al agro lo tiene calentando sillas. Al menos así era hasta el comienzo de esta semana. Eso sí, tanto él como el secretario de Agricultura avisaron con extraña anticipación que estaría todo encaminado para "ofrecerle" al campo un dólar de $200, sin más detalles. Y todo sigue en el freezer.
Habrá que ver si la oferta en efecto aparece formalmente, y luego leer con detenimiento los detalles. En principio el anticipo de los funcionarios terminó de frenar el mercado, como se comprenderá. En caso de ver la luz la propuesta tiene dos opciones. O el productor vuelve a desecharla o la encuentra potable y la adopta en un gran porcentaje de los casos. Si se da esta última opción, ¿el mecanismo será más accesible que el caso de su predecesor?, ¿cómo se evitará un efecto Puerta 12, es decir, por qué el comprador mantendría los precios cuando tiene una avalancha de oferta a la vista? Y si los precios se deprimen, ¿todavía resultará atractiva la propuesta?
Mientras tanto, en agosto el campo rompió otro récord. En el mes ingresaron casi u$s 3.400 millones , lo que implica un acumulado para lo que va del año de alrededor de u$s 25.700 millones. El monto mencionado para agosto es el más alto de los últimos 20 años para ese mes. ¿Será que este aporte fenomenal, alguna cuestión ideológica no resuelta, el acuerdo con la minería y la inminente reducción en las importaciones de gas a medida que suba la temperatura han enfriado el apuro por encontrar una salida decente para el dólar del campo? Podría ser, sin embargo todavía no se ve mejoría en las reservas del Central, y el tiempo corre.
Mientras que en FADA creen que la aparente nueva propuesta no va a alterar el ritmo de ventas del productor, desde ACSoja pidieron ser convocados antes de "tomar decisiones de alto impacto para la cadena", al tiempo que advierten sobre "medidas cortoplacistas que pueden generar grandes distorsiones".
El atraso cambiario y la brecha son el mayor desafío que enfrenta el ministro de Economía, y ambos están causando estragos en el funcionamiento de todas las actividades. Nadie quiere una devaluación, pero la sensación es que el daño a la moneda está hecho y es producto de años de desmanejo. Como si un individuo sedentario, fumador y bebedor de golpe quisiera comenzar a correr tres horas por día. En economía, como en cualquier otro aspecto de la vida, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
