Con la moderación de Armando Casalins, de la Federación de Acopiadores, en el Panel "El mercado local y las perspectivas internacionales en un contexto complejo" del Seminario Acsoja 2024, que se llevó a cabo el 19 de septiembre, Emilce Terré, jefa del Departamento de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario, se refirió al mercado argentino en la campaña 24-25.
"Acá tenemos el precio en dólares, podemos ver que con la reciente baja, los precios en dólares se estabilizaron o intentaron una tímida recuperación, pero aún estamos en los niveles más bajos desde el 2020", señaló. Y mostró que el poder de compra de la soja en pesos constantes a hoy está en mínimos desde el año 2018. "La caída no se ha detenido y estamos nuevamente con un poder de compra muy erosionado respecto a lo que vimos en los últimos años. Este es otro partido, donde los números empiezan a estar mucho más ajustados", afirmó.
Según cifras oficiales, para lo que es la campaña actual, hoy se llevan compradas casi 28 millones de toneladas, el promedio de los últimos 5 años es de 27 millones de toneladas. "Es decir que las ventas están en línea con lo que es normal a esta altura del año", dijo Terré. Las operaciones se hicieron con un 76% de precios en firme cuando el promedio da 77%, por lo tanto, la campaña de soja actual avanza como suele hacerlo habitualmente.
La economista advirtió que este año, con precios mucho más bajos, están ingresando muchos menos dólares del agro, ya que se está vendiendo al menor precio de los últimos casi 5 años, y la rentabilidad se ajusta para toda la cadena, también para las previsiones del mercado de divisas.
"Uno podría tener la sospecha de que si los precios bajan entonces la industria va a estar comprando más barato y mejorando su rentabilidad, sin embargo, el margen teórico de la industria y de la exportación está en terreno negativo en ambos casos. Los márgenes brutos tanto para comprar poroto y exportarlo como tal, como para procesarlo y exportarlos como harina y aceite, están hundidos en terreno negativo y eso implica también una rentabilidad negativa del sector comprador", explicó.
La analista de la BCR indicó que parte del crushing se está haciendo con soja importada. Hasta agosto se compraron 3,7 millones de toneladas, es el segundo mayor registro en los últimos años, solo por detrás del año pasado, el de la gran sequía.
Las exportaciones del complejo soja rondan los 4,5 millones de toneladas de poroto, las de harina suman 16,6 millones y 3 millones las de aceite. "Esta suma es alrededor del 66% de las exportaciones que estimamos para toda la campaña. El ritmo de ventas al exterior está en línea con lo usual para esta altura del año e incluso algún punto por encima", afirmó Terré.
En la nueva campaña, en soja de primera, para un rinde de 40 quintales promedio, el margen en campo propio da positivo, aunque bastante ajustado, mientras que el margen en campo alquilado da negativo por 80 dólares.
En soja de segunda, para el planteo trigo-soja, hay números positivos con un rinde promedio de 35 quintales, ya con 30 quintales daría resultado negativo. "Es un partido distinto al que se jugó en los últimos años y habrá que hacer un esquema financiero y de cobertura de los precios muy cuidadoso para poder asegurar la rentabilidad este año", subrayó Terré.
La soja se expandiría a 17,7 millones de hectáreas, la superficie sembrada más alta desde la campaña 2017-2018. "Con un rinde promedio nacional de 30 quintales por hectárea, la producción podría llegar a los 52 o 53 millones de toneladas", informó la economista.
Del lado de la demanda, "los márgenes brutos siguen en terreno negativo, esto nos habla de una industria que no va a estar desesperada por salir a comprar más de lo que suele comprar, al contrario, va a tener que también estar cuidando sus números", dijo Terré. "Con estos márgenes es muy difícil pensar en un boom de negocios, tanto para el productor como para la industria, toda la cadena está muy justa y por eso vemos al final de la campaña un potencial de suba de los stocks finales, de ser este el escenario y no cambiar la rentabilidad de la cadena a nivel global, a nivel macroeconómico, podemos tener una demanda bastante más pesada que otros años", lamentó.
Según su análisis, las exportaciones del complejo sojero para el año que viene quedarían por debajo de los 19.000 millones de dólares, considerando la caída de los precios internacionales.
A continuación, Gonzalo Agusto, de la Bolsa de Cereales de Córdoba, habló de los márgenes y resultados en esa provincia.
En diciembre de 2015, cuando el gobierno de Mauricio Macri eliminó los derechos de exportación y se produjo una mejora relativa del precio del maíz respecto de la soja, comenzó un incremento continuo en la superficie del cereal en detrimento de la oleaginosa. Pero este año, por temor a la chicharrita y la enfermedad del apacharramiento, se espera una caída de 900.000 hectáreas de maíz, de las cuales, unas 670.000 irán a soja. "Vamos a tener una de las mayores áreas de soja de las últimas 8 o 9 campañas", precisó.
La rentabilidad de soja para la campaña 24-25, con uno de los menores precios de los últimos años, un empeoramiento de la relación de insumo producto, y el alto costo de arrendamiento, está complicada en Córdoba.
"En soja de primera, la rentabilidad promedio da 5% negativa, incluyendo los costos de arrendamiento. Si vemos cuál es el mejor planteo en términos de rentabilidad, en el centro y sur de Córdoba nos da mejor el maíz temprano o tardío, y en el norte de la provincia daría mejor soja, pero también muy parejo con los planteos de maíz", detalló Agusto. "En el centro cordobés con un rendimiento promedio de 28 quintales, también hay rentabilidad negativa", dijo el analista.
"Sin cambio de los derechos de exportación, la rentabilidad es negativa en gran parte de la provincia de Córdoba y en gran parte del país. El maíz, a pesar de tener una mejor rentabilidad, va a ser la alternativa menos sembrada, principalmente en el norte de la provincia, por temor a la chicharrita, entonces vamos a tener una mayor área de soja contrariamente a lo que uno podría esperar por la cuestión de la rentabilidad", sostuvo Agusto.
Al cierre del panel, Fabricio Silvestri, miembro del Consejo Directivo del MatbaRofex repasó las posibilidades que ofrece ese mercado de futuros para los productores agropecuarios. "Hemos incorporado en los últimos 20 años los mercados y futuros financieros, que fueron clave y creo que es parte del futuro del negocio agroindustrial en Argentina", destacó.
"Como pilar y como propósito tenemos la libre formación de precios, la transparencia y en años como éste o en años como lo que hemos vivido últimamente, tenemos herramientas que ayudan, que simplifican nuestra dinámica, nuestra operatoria de trabajo, frente al clima, precios, cuestiones internacionales, y un montón de interacciones que afectan al negocio en un contexto muy incierto", contó.
Los futuros agropecuarios han aumentado significativamente. El MatbaRofex marcó un récord en 2024 con casi 8 millones de toneladas operadas. "Venimos creciendo año tras año y la verdad es una muy buena noticia, esto ratifica que es una herramienta habitual de utilización para las estrategias y coberturas de precios en el mundo agro", valoró.
Además, recordó que a través del mercado de futuros se puede originar y recibir mercadería física. Y en el mercado de capitales, MatbaRofex ofrece opciones de inversión en diferentes mercados de capitales y también para el financiamiento. "Hoy los mercados somos una empresa de tecnología, no somos un mercado de futuros. A los ya conocidos futuros de dólar, se suman futuros de oro, petróleo y commodities internacionales. Hemos creado un futuro de acciones llamado Rofex 20, que es una representatividad en el mercado de capitales, que tiene muy buena utilización. Como novedad está el índice o el futuro de Bitcoin que hemos lanzado hace más de un año. Y estamos trabajando sobre los warrants, sobre la posibilidad de emisión y registración de warrants para obtener financiamiento", enumeró.