Editorial

Coqueteando con los 500 dólares

En Chicago las dudas sobre el clima en Estados Unidos vuelven a arrimar a la oleaginosa a esta cifra nada desdeñable. La Argentina está en otro planeta, con un mercado destruido por la intervención permanente, lo cual no implica perder de vista lo que ocurre en el mundo real.

En Chicago las dudas sobre el clima en Estados Unidos vuelven a arrimar a la oleaginosa a esta cifra nada desdeñable. La Argentina está en otro planeta, con un mercado destruido por la intervención permanente, lo cual no implica perder de vista lo que ocurre en el mundo real.

En Chicago las dudas sobre el clima en Estados Unidos vuelven a arrimar a la oleaginosa a esta cifra nada desdeñable. La Argentina está en otro planeta, con un mercado destruido por la intervención permanente, lo cual no implica perder de vista lo que ocurre en el mundo real.

No estaba muerta, estaba de parranda, diría una canción popular. Es que no mucho tiempo atrás, ríos de tinta describieron el complicado panorama por el cual el poroto parecía acabado, perforaba los USD 500 y arrojaba más sombras sobre la realidad de una Argentina que ha sido duramente castigada por la seca, el intervencionismo estatal y una macro atada con alambre.

El propio Enrique Erize había advertido que de no mediar contratiempos climáticos en Estados Unidos íbamos a tener que acostumbrarnos a valores en Chicago más cercanos a USD 400 que a los mencionados USD 500. Y tiene razón. Brasil está despachando al mundo una megacosecha que no puede aguantar demasiado por una insuficiente capacidad de almacenamiento. Estados Unidos ha implantado la oleaginosa a ritmo récord, lo cual es relevante para hablar de un inicio con el pie derecho. Y es probable que Sudamérica genere en 2023/24 una gran cosecha de la mano de El Niño. ¡Bingo!

Pero la producción agropecuaria es una industria a cielo abierto y nunca está dicha la última palabra. Jamás hay que contar los granos hasta tanto no estén el silo. Los contratiempos climáticos que reclamaba Erize aparecieron y como sucede habitualmente le dieron una vuelta de tuerca a la historia. Ayer la posición Julio para soja cerró algo por arriba de los USD 497 y se puso a tiro de los 500, después de terminar el mes previo en torno de los USD 476.

¿Las razones? Estados Unidos vivió el mayo más seco en 153 años, nada grave por ahora, pero lo suficientemente apretado para arrancar junio con necesidades hídricas insatisfechas en el corazón granario norteamericano, sobre todo en estados clave como Illinois, Indiana, Iowa y Ohio, responsables de un alto porcentaje de la producción de maíz y soja del país. Algo así como nuestra zona núcleo.

Y para confirmar que los primeros días de junio no estarían compensando aquellas pérdidas, el USDA efectuó importantes recortes a la condición de ambos cultivos, sorprendiendo al mercado. El inversor esperaba una caída en los ratings, pero el Departamento de Agricultura fue más allá de lo imaginado. Es temprano para bajar el martillo, pero implica una etapa inicial que pone en alerta al inversor, sobre todo porque la curva representativa de la evolución de la humedad en los perfiles tiene aristas coincidentes con la gran seca de 2012. Un 60% del subsuelo del emblemático Illinois está corto a muy corto de humedad, igual que en junio de aquel año. ¿Cómo no preocuparse?

Ahora se anuncian lluvias para el fin de semana en toda la zona afectada, de entre 15 y 25 mm. Habrá que ver si realmente se producen, hasta qué punto mejora la situación y qué dice el USDA de la condición de los lotes el próximo lunes. Antes, el viernes, deberá ofrecer un nuevo informe de oferta y demanda, que siempre tiene chances de mover la aguja en tanto sus números no coincidan con lo que esperaba el inversor.

Hasta el último relevamiento, el 44 % de los suelos de Estados Unidos tenían un nivel de humedad pobre a muy pobre, versus el 36% de la semana pasada y el 24% de principios de abril. En cuanto al corazón granario, los perfiles mostraban una condición 67% pobre a muy pobre, versus el 47% de la semana previa y el 6% de principios de abril. Nada que no pueda modificar una sucesión de lluvias abundantes, solo que por ahora no hay certeza de que algo así esté en camino. Lo único seguro es que ya no se podrá hablar de rindes récord para la producción estadounidense.

¿Y nosotros? En el mismo lapso en que la soja de este país subía USD 20, la argentina bajaba unos USD 8. Nuestro mercado local ha sido dinamitado por las retenciones, la brecha cambiaria y los sucesivos "dólar soja", que deformaron incluso los fundamentos básicos. No hay chances de cambios en el corto plazo. La salida está en las elecciones de octubre, en principio, y en diciembre después. ¡Que sea con suerte!