Aquellos empresarios que, luego de un esfuerzo descomunal, logran levantar la cosecha de soja para comercializarla con destino a industria, se llevan grandes sorpresas al descubrir mermas importantes –que en algunos casos superan el 10%– debido a excesos de humedad, materias extrañas, granos dañados y tierra, entre otros factores.
Los que no pueden sacar su cosecha del campo –debido al estado calamitoso de los caminos rurales por las lluvias constantes– deben embolsar obligatoriamente la soja en condiciones de humedad excesivas: 16,0% a 17,5% cuando la base de recibo es de 13,5%.
El embolsado del poroto con una humedad tan elevada, además de controles constantes del silobolsa, es una medida de corto plazo que, una vez habilitados los caminos rurales, requiere una salida rápida del grano para evitar un deterioro progresivo de la calidad.
En las próximas semanas serán cada vez más los empresarios agrícolas de diversas regiones productivas que comenzarán a percibir las diferencias entre el rinde teórico levantado del campo y el volumen efectivo apto para comercializar. Entre ambos habrá muchísimos pesos menos que quedarán en el camino a causa de los perjuicios promovidos por las lluvias.
Una merma del 5% para un camión de soja (unas 30 toneladas) equivale, con un precio bruto de la soja disponible Rosario de 2650 $/tonelada, a una pérdida de casi 4000 pesos.