Tanto en cultivo extensivo, con destino de granos secos para embolsado o exportación, como en el caso de producción de grano fresco verde para la industrialización enlatada, en la huerta tradicional permitiendo el consumo dentro de sus vainas, o en la excelente opción orgánica para cualquiera de los métodos nombrados pero con menores costos debido a la no utilización de agroquímicos, la opción del cultivo de la arveja (Pisum sativum), también conocida como guisante, siempre es una alternativa viable sin limitarse en el mercado al que se la destine.
En esta nota analizamos el cultivo como grano seco de exportación, por sus ventajas impositivas similares a las citadas en el artículo sobre garbanzo de la semana pasada.
La arveja entera tiene un derecho de exportación del 2,50% con un reintegro del 4,05% (es decir, un reintegro efectivo del 1,55%).
Los hallazgos fósiles del consumo de arveja datan de 7800 a.C., en el Cercano Oriente, principalmente en la zona norte de Irak y en Afganistán. A través de milenios fue esparciéndose hacia Europa, donde se hallan evidencias de su uso en Suiza durante la Edad de Bronce y, paralelamente, en la India. De la Antigua Grecia hay evidencia de su uso como cultivo de forraje o grano seco, mientras que Avicius (25 a.C.) lo usó en la gastronomía romana, y a raíz de esto se aceleró su distribución y consumo hacia toda Europa, con particular relevancia a finales de la Edad Media en Francia y en Bélgica, mediante el descubrimiento de variedades de mayor calidad caracterizadas por su pequeño tamaño.
Norte
Con la llegada de colonos a Canadá, el cultivo se asentó en el norte del continente, con su utilización en varios platos tipo sopas, que actualmente siguen siendo de alta estima en dicha región. Paralelamente, ganaron importancia en Inglaterra, pero recién en el siglo XVIII se lo comenzó a utilizar intensivamente como cultivo fresco. Hacia fines de 1800, con el descubrimiento de la industria de conservas y enlatados, cobró importancia en el comercio mundial, así como también en el desarrollo de alimentos congelados de principios del siglo siguiente.
Actualmente los mayores países exportadores son Canadá como líder, variando entre el 30% y 50% del mercado mundial, seguido por Australia, Myanmar, China y EE.UU., entre otros. Mientras que el mayor importador mundial es la India, con aproximadamente el 25% del mercado; le siguen España, Bélgica e Italia, en torno al 6% según el momento del año, en tanto que África en su conjunto tiene potencialidad de mercado con ritmo creciente sin haber sido aprovechado en su totalidad.
En la Argentina, la comercialización pasó de ser marginal con destino a la industria durante la década anterior a tomar importancia en el mercado mundial en los últimos cinco años, con un aumento de la exportación a granel embolsada.
Los precios FOB internacionales, con pisos de dólares/t y techos superiores a los 750 dólares/t en calibres de alta calidad, fueron un incentivo considerable como sustituto del trigo, por lo que se registran ROES otorgados en lo que va de 2014 por 47.000 toneladas versus 43.600 toneladas del año 2013, aunque sin llegar a alcanzar las 79.800 toneladas del año 2012. Cuando se acompañan la producción y sus aspectos técnicos para obtener calibres adecuados, con el correcto marketing, y complementados por la estrategia apropiada para participar en nuevos mercados, los márgenes que puede obtener el productor son considerablemente altos. El foco de producción se localiza en el norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe y Córdoba. Presenta tolerancia a la sequía, consumiendo significativamente menos cantidades de agua que el trigo, dándole ventajas productivas en zonas marginales y dejando mejores recursos en suelos con destino soja de segunda.
(*) Lic. en Economía y Administración Agraria. Consultor en Agronegocios & Management.