Diversas fuentes arriesgan que hoy en día las malezas se llevan un 14% de los rendimientos a nivel país, lo cual en un contexto de demanda creciente de alimentos no es un número despreciable. Por lo tanto el desafío de mejorar la productividad está en la inversión en tecnología ya que la superficie agrícola para producción en secano es limitada.
Las especies cambiaron con el ambiente
El Ing. Agr. Juan Carlos Ponsa, especialista del INTA Pergamino, expresa que "con la soja RR y la siembra directa se observaron cambios en la población de las especies por la nueva forma de trabajar la tierra. Si bien en un comienzo no había problemas en el sistema, con el tiempo el medio fue cambiando por la presión de selección dada por el glifosato y el monocultivo de soja y así comenzaron a aparecer nuevas especies tolerantes y hasta resistentes".
Hoy por hoy los investigadores y las empresas trabajan para prever que no se agrave la situación. Es importante saber que “es necesario complementar los nuevos productos químicos para que no sigan apareciendo nuevas malezas y la problemática se extienda” precisó. El técnico destaca que en la zona núcleo están apareciendo gramíneas resistentes como Lolium (Raygrás), Equinocloa colona, Sorghum halepense (Sorgo de Alepo) y Eleusine indica (Pata de ganso) agravando fuertemente la situación. En cuanto a las malezas de hoja ancha, por el momento son pocas pero se destacan Viola arvensis, Parietaria, Conmelina erecta y Conyza sp. Ponsa destacó que todos los casos se enfocan con diferentes estrategias de manejo y control.
La pala es la mejor herramienta
El Ing. Agr. Juan Carlos Papa, especialista de INTA Oliveros, explica que el problema que se está viviendo hoy tiene que ver con la propia complejidad del sistema. “La aparición de la soja RR fue un hito, y se pensó que las malezas habían desaparecido”, el hecho fue de tal magnitud que “se llegó a pensar que ya no era necesario el apoyo técnico” agrega. El hecho de considerar que el problema ya estaba resuelto llevó a un grado de simplificación tal que la naturaleza respondió rápidamente.
El resultado de no querer ver es la verdadera naturaleza del problema, que es un proceso biológico y lo suficientemente dinámico y variable como para adaptarse a las nuevas situaciones. La realidad es que un herbicida no puede estar asociado a un cultivo, no es viable, es necesario considerar otras herramientas de manejo.
El hecho de que el 60-70% de la tierra destinada a la agricultura actual esté en alquiler es un problema porque se ingresa al lote tardíamente y se complica fuertemente el manejo porque las plantas crecieron de más y el producto químico ya no las controla, por lo que la “solución” es aumentar las dosis y así promover mecanismos de resistencia.
Papa cree que la clave está en la diversificación tanto de cultivos como de métodos de control, de manejo, principio activo, modo de acción y hacer el tratamiento en el momento adecuado. Todas estas herramientas contribuyen a cambiar las condiciones y así lograr retrasar los mecanismos adaptativos para manejar adecuadamente las adversidades y evitar que los problemas sean cada vez mayores.
“No es meramente matar malezas, el manejo es complejo” precisa el especialista, el agrónomo debe intervenir en la resolución de estos problemas. La importancia del monitoreo durante el barbecho es fundamental, el barbecho ha sido muy descuidado y hoy las malezas más difíciles son las de esta etapa.
Papa explica que el manejo de malezas es una tecnología de procesos integral. El monitoreo debe ser suficiente como para advertir escapes a los tratamientos y así lograr detectar qué tipo de malezas están adaptándose a los tratamientos, “si uno encuentra en un lote un sorgo de Alepo que escapó a un tratamiento químico lo mejor que puede hacer es agarrar una pala y eliminarlo” haciendo referencia a que la colonización de un lote por parte de malezas es un proceso que puede llevar hasta 7 años.
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“Hay que bajar la dispersión”
El Ing. Agr. Luis Lanfranconi, de INTA Río Primero, explica que “todo proceso tecnológico tiene pros y contras, lo que hoy sucede es un problema pero la tecnología de la siembra directa y la soja resistente al glifosato permitió detener la erosión y duplicar la superficie cultivable”.
El especialista agrega que “la innovación significa avances pero aparición de problemas asociados a esa nueva tecnología”. Como todo proceso de evolución la educación juega un papel preponderante, es vital mostrar un nuevo camino tanto al productor como a los técnicos.
Lanfranconi estimó que actualmente Córdoba debe ser la provincia que más malezas resistentes tiene con 4 confirmadas y otras 4 en estudio, situación a la que se le suman los recurrentes déficits hídricos.
Una de las bases del manejo yace en disminuir la dispersión de las semillas de malezas especialmente durante la cosecha. Pero para tener éxito se necesita una actitud proactiva por parte de todos los actores de la producción.
Para ilustrar la problemática, Luis expresa que hoy por hoy el 8% de la superficie cordobesa cuenta con presencia de sorgo de alepo resistente. En las zonas marginales la situación se complica más porque la menor productividad achica la espalda financiera de los productores y la aplicación de tecnología es menor.
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Tratamientos tempranos y residuales
El Ing. Agr. Ignacio Olea, de la estación Obispo Colombres, destaca que en el norte los fenómenos biológicos se presentan en mayor grado por la mayor temperatura y radiación. Así agregó que hace algunos años cuando se generó el mapa de probabilidad de generación de malezas resistentes el norte fue la zona más susceptible y que por mayor probabilidad Tucumán y Córdoba eran las regiones donde se debía tener mayor cuidado.
Al sorgo de alepo resistente que aparece en el norte se le han sumado oficialmente 2 especies además de otras 4 que están en estudio, evidencia de la expansión acelerada de la problemática.
Olea agrega que se trabaja en la misma temática en otros cultivos y que Equinocloa colona es una especie que compromete a los citrus.
La realidad es muy compleja ya que controlar individuos una vez emergidos es muy difícil, momento en el que el glifosato es poco útil. Muchos de los productos son muy específicos en cuanto a los momentos y las condiciones ambientales y la efectividad dependerá de su cumplimiento.
Más allá de la complejidad propia del sistema productivo se puede afirmar que a las malezas hay que controlarlas cuando están germinando con herbicidas de tipo residual en barbecho.
La información fue tomada durante el taller de malezas tolerantes organizado por Bayer Argentina.
