ACTUALIDAD

Remediación, fertilización y control de plagas, proyectos que lleva adelante el CONICET

El Día Mundial del Suelo se celebra cada 5 de diciembre y se renueva la oportunidad de informar y generar conciencia sobre la importancia de esa capa que cubre la superficie terrestre y que opera como el sostén de vida de todas las especies.

6 Dic 2024

El Día Mundial del Suelo se celebra cada 5 de diciembre y se renueva la oportunidad de informar y generar conciencia sobre la importancia de esa capa que cubre la superficie terrestre y que opera como el sostén de vida de todas las especies vegetales, animales, y más. 

En este contexto, el trabajo del Instituto de Fisiología Vegetal (INFIVE, CONICET-UNLP) da cuenta de ello.

"Nuestro equipo estudia la biología de dos tipos de hongos que viven en el suelo: por un lado, los formadores de micorrizas arbusculares, que se establecen dentro de las raíces de las plantas y crecen como si fueran una extensión radicular en una relación simbiótica obligatoria que no solo no las daña sino que las beneficia al permitirles alcanzar agua y nutrientes de lugares más alejados y menos disponibles; y otros denominados saprótrofos, que se alimentan de materia orgánica muerta o en descomposición, dando lugar a transformaciones que también resultan en procesos provechosos para el ambiente", relata el investigador del CONICET Mario Saparrat

De esta línea de investigación central se desprenden distintos proyectos ligados a la búsqueda de alternativas sustentables y eficientes con tres objetivos principales: la remediación de suelos contaminados por metales pesados, el control de plagas de especies hortícolas, y el desarrollo de un fertilizante natural mediante el aprovechamiento de residuos orgánicos. 

El primero de los trabajos explora las posibilidades de la fitorremediación, es decir la remediación de suelos contaminados, través de la interacción de plantas con tres especies de hongos micorrícicos -Funneliformis mosseae, Rhizophagus intraradices y Septoglomus desertícola- los cuales se inoculan a los plantines para que se desarrollen dentro de sus raíces antes del trasplante. "A diferencia de los contaminantes orgánicos, los metales pesados no se degradan por reacciones fisicoquímicas, sino que perduran indefinidamente en el suelo, con lo cual la única solución es extraerlos", explica Matias Gonzalez, becario del CONICET que lleva adelante la investigación con el objetivo de eliminar altas concentraciones de zinc y cobre. 

Normalmente, la remediación convencional involucra el movimiento de grandes cantidades de suelo, su lavado con ácidos muy fuertes y el uso de temperaturas extremadamente elevadas que provocan la pérdida de sus propiedades biológicas y los vuelve improductivos. 

De ahí que la búsqueda de estrategias que aprovechen la acción conjunta de organismos naturales y prioricen la salud del suelo se torna una valiosa alternativa sustentable.

"El papel de las plantas es esencial porque permiten justamente la extracción de los metales del suelo ya que los absorben a través de las raíces y los translocan a su parte aérea, es decir hojas y tallos.

 Luego de un determinado período, el vegetal se cosecha y con él se van los compuestos contaminantes", detalla Gonzalez. Los resultados de la fitorremediación se ven con el tiempo a lo largo de varios períodos de siembra y recolección. 

Para agregarle valor a la investigación, el equipo utiliza flora nativa, lo que permite incrementar el conocimiento disponible para el desarrollo de estrategias completamente locales.

 Luego de muchos ensayos, las especies que mejores resultados han mostrado fueron dos: Tagetes minuta, una aromática conocida también como suico, utilizada por sus aceites esenciales; y Sesbania punicea, un árbol con flores naranjas abundantes y llamativas que le dan un gran valor ornamental. 

"Son las que mayor volumen de metales capturaron sin perder la tolerancia, manteniendo buenos niveles de crecimiento. El resultado de la interacción entre los hongos y las plantas es muy específico, con lo cual hay que estudiar caso por caso, y ahora lo que estamos haciendo es afinar los experimentos para encontrar la combinación que resulte más eficiente en todo sentido", enfatiza Marcela Ruscitti, investigadora de la UNLP e integrante del grupo.

La segunda de las investigaciones de este equipo del INFIVE también echa mano de los mismos hongos micorrícicos, pero en este caso para luchar contra uno de los principales enemigos de los cultivos de hortalizas: Nacobbus aberrans, un nemátodo -un parásito de aspecto similar a un gusano- que habita el suelo y que ataca todo tipo de cultivos, preferentemente tomate, morrón y berenjena. El modus operandi consiste en ingresar a la raíz y formar unas bolitas muy pequeñas llamadas agallas dentro de las cuales se instalan las hembras para poner huevos. "Una vez allí, no solo les roban el alimento a las plantas, sino que provocan quebraduras y laceraciones que afectan los tejidos de conducción por los que el vegetal recibe agua y nutrientes, permitiendo además el ingreso de bacterias y otros organismos patógenos que causan enfermedades severas, y que en algunos casos llega a causar la pérdida de invernáculos enteros", cuenta Valeria Bernardo, becaria del INFIVE que lleva adelante esta línea concretamente en cultivos de pimientos.

Esta plaga, cuya población una vez establecida en un suelo no se puede erradicar pero sí reducir, es el principal problema que afecta hoy al cinturón hortícola del Gran La Plata. 

La última de las líneas de trabajo del grupo relacionada con el suelo también involucra a otros hongos saprótrofos, aquellos que se alimentan de materia orgánica, y en este caso se los estudia para la generación de una enmienda o fertilizante natural para adicionar al suelo y mejorar sus propiedades fisicoquímicas. El alimento que se da a los hongos para obtener el nuevo material es orujo de uva, el residuo sólido que queda de prensar la fruta para elaborar el vino, y que el equipo adquiere por parte de la cooperativa productora del vino de la costa, en Berisso. "De esta manera, mediante un trabajo colaborativo se reutiliza y revaloriza un subproducto que normalmente se desecha, porque es muy ácido para usar directamente en la tierra, y se genera a bajo costo un producto muy beneficioso para la productividad de los suelos", relata Roberto Lopez, becario de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).


Suscríbase para recibir notificaciones importantes
AGRITOTAL desea enviar noticias de primerísima mano.
Para aceptar basta con hacer click en el botón "Permitir"