La sequía sufrida en las últimas campañas agrícolas impactó en los principales cultivos y en la oferta forrajera del norte de la provincia de Buenos Aires. El cambio del escenario climático, con mejores previsiones para la agricultura, encuentra más complejidades en el caso de la ganadería.
De esta manera, el Grupo de Bovinos de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) INTA Pergamino, explicaron que la degradación de los suelos, las pérdidas de plantas, la disminución de la producción de materia seca y el sobre pastoreo son algunas de las consecuencias de la sequía.
Según este informe, la producción forrajera de los pastizales naturales y las pasturas perennes se encuentran altamente degradadas debidas a la pérdida de plantas, con la consecuente disminución de la producción de materia seca, sumado en muchos casos al sobre pastoreo durante estos años por la necesidad de forraje.
Juan Mattera, especialista del INTA Pergamino, explicó que se registraron bajas ganancias de peso y bajos índices reproductivos. "En muchos casos se apeló a la liquidación de animales y achicamiento de los planteles para ajustar la carga animal a la receptividad de sus campos", indicó Mattera.
Por otro lado, a causa de la falta de humedad en los perfiles del suelo, la siembra de verdeos de invierno se vio retrasada, y reestablecida, paulatinamente, a medida que los índices de precipitaciones se fueron restituyendo.
"En este caso, el productor deberá atrasar el primer pastoreo, y si aún no sembró, se encuentra en la fecha límite para realizarlo. En el caso de la siembra en primavera, se advierte que debería implementarse con buen paquete de herbicidas para controlar la competencia de las malezas en pasturas como la alfalfa. En estas siembras las plantas presentan un mayor crecimiento aéreo en desmedro del crecimiento de las raíces. Por lo que será importante tener en cuenta las previsiones climáticas, ya que un verano seco y con altas temperaturas podría afectar negativamente las pasturas al tener un menor desarrollo radicular", expresó Ezequiel Pacente, técnico del INTA Pergamino.
En este escenario, para incrementar la oferta forrajera y disminuir la necesidad de incorporar rollos y fardos, se puede recurrir a la fertilización nitrogenada. "El productor puede fertilizar los verdeos anuales al momento de macollaje y las pasturas de gramíneas perennes entre el final del invierno o principio de primavera", señaló Agustina Lavarello Herbí, especialista del INTA Pergamino, y agregó: "Hay que contar con condiciones de humedad que favorezcan la respuesta a la fertilización y también adecuar la carga animal para aprovechar el incremento de forraje".
En este contexto, podría haber una acumulación de nitratos en los recursos de forrajes y volverse potencialmente tóxicos para el ganado. Desde las Agencias de Extensión Rural bonaerenses, Mercedes y Lobos, confirman que las consultas por parte de los productores se incrementaron en relación con este tema.
Según el informe elaborado en la EEA INTA Pergamino, las condiciones particulares de este año pudieron haber generado acumulación de nitratos en los recursos forrajeros que los haga potencialmente tóxico para el ganado.
Para anticiparse a esta situación, "se recomienda realizar un monitoreo de los forrajes, y observar si presentan una coloración verde azulada. La mayor concentración se encuentra en los tallos y bases de las plantas, especialmente en estadios más tempranos", explicó Mattera y recomendó también estar atentos a "las primeras horas de pastoreo ya que serán claves para observar que no haya inconvenientes en el ganado y que no presenten dificultades respiratorias que indiquen toxicidad".
Por último, Mattera pidió "realizar pastoreos más livianos, evitando consumir la parte inferior de las plantas, en momentos más tardíos del ciclo de vida de la pastura, para reducir, de esta manera, los riesgos."