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Suelos "vestidos": un modelo para producir pegado a una ciudad

Con una rotación intensiva y sin aplicaciones químicas, en el INTA Marcos Juárez- zona con restricciones ambientales- cultivaron 8 hectáreas con excelentes rindes.

19 Jul 2019

Son 25 hectáreas dentro de las más de 1.200 que ocupa la estación experimental del Inta en Marcos Juárez. Es el lote 6, donde funciona desde 2011 el Módulo Productivo Periurbano (MPP), un proyecto que tiene como objetivo ensayar prácticas agropecuarias que disminuyan el uso de agroquímicos, incrementen la diversidad del sistema y contribuyan a la sustentabilidad en sus tres dimensiones: ambiental, social y económica.

De las 25 hectáreas, 16 son productivas: la mitad agrícolas y la otra mitad, con pasturas que próximamente recibirán los animales que conformarán el módulo ganadero. Las otras nueve hectáreas están ocupadas principalmente por una cortina forestal y una barrera verde pensadas para cumplir con la ordenanza municipal.

Sucede que el MPP, dividido de la ciudad apenas por los árboles y un camino de tierra, está clasificado como de riesgo "alto", lo que implica fuertes restricciones para el uso fitosanitarios. Estas limitaciones son las que llevaron al Inta a pensar en el MPP que este año cerró la campaña gruesa con resultados sorprendentes: 112 quintales por hectárea en maíz y 36 quintales en soja.

Un factor que agrega valor: una sola aplicación de herbicida en los lotes de la oleaginosa, y en una dosis ínfima en comparación con la que se utiliza en planteos con barbechos químicos.

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Según relató Melisa Defagot, coordinadora del módulo periurbano, una rotación intensiva con cultivos de cobertura, que mantiene a los suelos siempre "pintados" de verde, es el principal secreto del éxito logrado en el último ciclo.

Sin descanso

En la mitad de la superficie, la rotación elegida fue vicia-maíz. La vicia se implantó a fines de abril de 2018 y se roló el 6 de diciembre. Apenas dos días después, ingresó la sembradora con maíz, que se cosechó el 26 de junio pasado. Después pasó la máquina depositando las semillas de trigo para continuar con la secuencia que culminará con la siembra de soja a fin de año.

"La vicia no solo es importante para el control de las malezas sino porque aporta nitrógeno para el cultivo sucesor. Normalmente se rola en las primeras semanas de octubre, pero en esta campaña debimos hacer un manejo especial porque en esa fecha tenía demasiada humedad", explica Defagot.

En el otro 50 por ciento de los lotes, se implantó trigo que no se cosechó sino que se utilizó como cobertura: se secó a través de un producto de control de malezas superficial.

Fuente: AgroVoz