MAQUINARIA

Pasado y presente, cosechando trigo en Balcarce

Claas organizó una exhibición en la que la Rotania, la primera cosechadora argentina autopropulsada del año 1929, trilló junto a una Lexión 780.

Día de verano atípico. Mañana ventosa y templada. De fondo, la sierras de Balcarce. Más cerca, un lote de trigo esperando ser cosechado. Y también dos cosechadoras listas para trabajar. La diferencia entre ellas, casi 90 años de desarrollo. Una era la Rotania, primera trilladora argentina autopropulsada del año 1929, fabricada en un taller de inmigrantes en la localidad de Sunchales, Santa Fe. La otra, la Lexión 780, hecha en una gran fábrica Harsewinkel, en Alemania.

La Rotania, la tarde anterior, durante la puesta a punto.

"¿Qué ancho tiene esa máquina?", pregunta una señora de unos 80 años mientras mira la Lexión y, a su vez, vigila a sus nietos, que jugaban cerca suyo. Y se responde. "Claro, con una de esas en dos vueltas cosechas todo el campo. Mi papá usaba esa plataforma tirada por caballo -miraba la Rotania- en los años 30", recordaba. 

Un momento simbólico que describe otro de la misma altura. 

La alemana Claas organizó en el campo "La Primavera", de la firma "El Monerío",  una exhibición en la que mostró el trabajo de la Rotania en un trigal y la Lexión 780, la más potente en su tipo que tiene la marca. 

En pleno trabajo, cosechando trigo. 

Ambas máquinas se lucieron, salvando las distancias. "Para nosotros es un orgullo ver trabajar esta máquina antigua, industria argentina y que Claas, junto con la ayuda de otros fabricantes y aportantes, pudo restaurar en los años 2000. Desde entonces, compramos la patente de la máquina y esta pieza está en nuestro museo", señala Reynaldo Postacchini, vicepresidente de Claas Argentina. 

Los asistentes a la exhibición, unas 150 personas que llegaron desde distintos puntos del país, siguieron el trabajo de ambas trilladoras con mucha alegría. La Rotania hizo unas cuatro a cinco maquinadas de unos 300 metros de largo. 

Esta máquina fue patentada en diciembre de 1929, aunque Alfredo Rotania, junto con sus hermanos (Miguel, Enrique y Fernando), habían comenzado a trabajar en ella tres años antes. Su intención era reemplazar el tiro lateral que hacían los caballos por un motor autopropulsado. Lo lograron y fabricaron cinco máquinas, inicialmente.  

Los trigales en el campo "La Primavera" promediaron las 5 toneladas por hectárea. 

Arriba de la Rotania colaboraba con el embolsado en tela de arpillera y cosido posterior, José Luis Allochi, fabricante de las plataformas que llevaba colocada la Lexión. 

"Esto es un gran momento. Además de que lo pueden ver personas de distintas edades, productores y empresarios, también están los chicos del secundario de la escuela agrotécnica de la zona, quienes colaboraron con este encuentro y pudieron subirse a cosechar en una máquina de valores superiores a los 700.000 dólares", se emocionó Postacchini, cuando concluía el día, la Lexion seguía andando. 

La altura de corte de la Rotania y la Lexion. 

Los grandes datos técnicos de la jornada los arrojó el monitor de rendimiento de esta máquina. Trabajó una superficie de 2,55 hectáreas y levantó un trigo con 13 por ciento de humedad

El promedio de rendimiento fue muy bueno, considerando que en el lote había un bajo y el cereal había sufrido daños por helada. Alcanzó las 5 toneladas por hectárea, aunque el maquinista comentó que, por momento, el rinde sobrepasó los 6,5 toneladas. Así, en total la máquina recolectó 12,8 toneladas.

El grano de trigo embolsado y listo para ser descargado de la máquina.