Salud

Pros y contras de consumir lácteos

Son fuentes de vitaminas, proteínas y calcio, pero también generan reacciones adversas como alergia e intolerancia a la lactosa; ¿Cuánto y cómo hay que consumirlos?

Para los mamiferos, la leche es el alimento fundamental en los primeros años de vida . Lo dicen los libros, los expertos y hasta la televisión. Y alcanza con mirar alrededor para comprobarlo: los bebés y los cachorros toman leche y crecen rebosantes de salud. La razón es clara: el yogur, el queso y la leche son alimentos completos y equilibrados. "Los lácteos aportan agua, proteínas de alto valor biológico (tienen mayor cantidad y variedad de aminoácidos esenciales y brindan nitrógeno), grasas, hidratos de carbono (la lactosa), vitaminas liposolubles, minerales (calcio y fósforo) y sales", detalla el especialista en nutrición Rubén Kliger.

Desde los tiempos en que el lechero llegaba a las casas con sus tarros de aluminio llenos de leche recién ordeñada, las cosas han cambiado. Hoy tenemos leche fortificada con hierro, con calcio y con fibra soluble. Hay leches fermentadas, fórmulas infantiles, quesos untables, yogures con frutas, con cereales, con probióticos y prebióticos. Y la lista sigue… Ante tanta oferta, ¿qué conviene elegir? "El consumidor común, que no tiene necesidades especiales, debe buscar lácteos semidescremados que tienen la mitad de grasa que los enteros", dice la médica nutricionista Rosa Labanca. La medida óptima por día es 2 tazas tamaño desayuno de leche líquida, que se puede reemplazar por una de estas opciones: 4 cucharadas soperas de leche en polvo, 2 potes de yogur, 2 porciones tamaño cajita de fósforos de queso fresco, 6 fetas de queso de máquina, 12 cucharadas soperas de queso untable entero o 6 cucharadas de queso de rallar. En niños, adolescentes, embarazadas y madres lactantes la cantidad debe aumentar un 50 por ciento.

LA POLEMICA BLANCA

A pesar de todas sus propiedades benéficas , la leche puede generar reacciones adversas que se manifiestan en la infancia. Una de ellas es la alergia, que surge cuando los bebés reciben por primera vez una fórmula elaborada con leche de vaca o cuando, a través de la lactancia, se exponen a la leche de vaca que toma la madre. La sufre entre el 2 y el 3 por ciento de los bebés y niños pequeños, explica Kliger. Las responsables del malestar son las proteínas de la leche, tanto la caseína como la proteína del suero, o ambas, que resultan inaceptables para el sistema inmunológico. "Si bien sigue en estudio, parecería haber una predisposición genética en compleja interacción con factores ambientales en los primeros meses de vida", dice el especialista Luciano Spena. Los síntomas van desde las erupciones en la piel hasta problemas respiratorios y digestivos como la diarrea. La alternativa es alimentar a los chicos con leches vegetales durante un tiempo, porque es probable que un niño con alergia a la leche pueda volver a consumir lácteos. Por otro lado está la intolerancia a la lactosa. ¿De qué se trata? Kliger lo explica: "La lactosa es el azúcar natural de la leche. Al ser un azúcar, o hidrato de carbono compuesto por dos moléculas, antes de ser absorbido debe degradarse en el intestino. Para ello el organismo produce la lactasa, una enzima que se encarga de ese proceso. Cuando la producción de lactasa es escasa o nula, el cuerpo no puede digerir la lactosa y aparece la intolerancia". Puede surgir por un factor hereditario o como consecuencia de algún medicamento, infecciones intestinales o desnutrición. La solución es evitar el consumo de lácteos, aunque esto varía en cada caso, ya que algunos niños son capaces de tolerar cierta cantidad de lactosa y no es necesario eliminar los lácteos en su totalidad.

La intolerancia a la lactosa se manifiesta con cólicos abdominales, distensión abdominal, mala absorción, meteorismo (gases), pérdida de peso, crecimiento lento y diarrea. El diagnóstico llega de la mano del exhaustivo interrogatorio de un especialista y de tests específicos.

Es importante aprender a leer las etiquetas . Así es posible enterarse de que la lactosa aparece como aditivo en productos no lácteos. Por ejemplo, salchichas, salchichón, patés y medicamentos, entre otros. Lo mismo sucede con las leyendas diet, bajas calorías y light. Los alimentos diet son aquellos cuyos componentes han sido modificados (tienen menos hidratos, más proteínas, etc.). Los bajas calorías suelen tener la mitad de calorías que el alimento original, mientras que los light tienen 20 por ciento menos que las versiones clásicas. Es hora de empezar a leer la letra chica..