Los viejos reclamos de las entidades rurales sobre carne, leche y trigo pudieron ingresar ayer al Ministerio de Agricultura, donde todavía se les niega al sector la chance de un diálogo maduro, del modo menos pensado: los llevaron hasta allí las tres principales provincias productoras de alimentos. Ya lo habían decidido los gobernadores Scioli, Bonfatti y De la Sota. Los ministros de la Producción de Córdoba, Julián López; y Santa Fe, Carlos Fascendini; y el de Asuntos Agrarios de Buenos Aires, Alejandro “Topo” Rodríguez,actuaron coordinadamente en la reunión del Consejo Federal Agropecuario (CFA), introduciendo una agenda que la Casa Rosada se niega a discutir.
El acuerdo entre estas gobiernos, que representan más del 90% de la oferta de leche o trigo, comenzó a dar frutos. Carlos Casamiquela, el ministro de Agricultura, avaló la “regionalización” entre provincias pampeanas para debatir estos temas en profundidad. Una primera reunión se realizará el 5 de mayo en La Pampa y además de a esa provincia (que reclamó soluciones urgentes a la crisis del girasol) al bloque se incorporará Entre Ríos.
Mucho margen no tuvieron las autoridades nacionales para hacerse los distraídos. El comisario de Axel Kicillof en esa cartera, el subsecretario Javier Rodríguez, inició la reunión del CFA mostrando la situación histórica de algunas actividades. La filmina referida al trigo erademoledora: confirmaba que las siembras estaban en sus niveles históricos más bajos. Esto permitió al ministro de Buenos Aires insistir en pedir una “redefinición” de las retenciones que tributa el cereal, del 23%, al menos para los productores chicos.
En la distribución de los temas, al cordobés López le tocó hablar de la ganadería bovina. Aquí se planteó discutir medidas de fondo para incentivar la producción primaria, elevar el muy bajo peso actual de faena y recuperar las exportaciones, que hoy absorben apenas 5% de la oferta total de carne, cuando la ecuación histórica era de 80/20 entre el mercado interno y los negocios con el extranjero.
El santafesino Fascendini abordó otro tema sensible: la crisis de la lechería. Pidió que sea considerada como “una actividad estratégica” y medidas para evitar el cierre de los tambos más chicos. En este caso, también las provincias enarbolan un reclamo de los productores: que el primer eslabón vuelva a tener la participación histórica de 33% sobre los valores finales de la leche, Hoy apenas obtiene el 25%.
Siempre respetuosos en los términos, prometiendo velar por el abastecimiento interno y precios accesibles para la población, los ministros pampeanos lograron reintroducir una agenda de temas que parecían olvidados. Acaso se puedan profundizar ahora que la presidenta Cristina Kirchner lanzó aquella frase de que “una podría tener algún rencorcito con aquellos que producen soja, pero el rencor hace mal, saca arrugas”.
