Nutrición animal

Los minerales impactan fuerte

Desde la ganancia de peso diaria hasta la calidad de la carne los minerales influyen fuertemente en el éxito del planteo ganadero

Los alimentos deben aportar energía, proteínas, lípidos, vitaminas y minerales tratando de cubrir los requerimientos de los vacunos, en forma equilibrada, sin deficiencias ni excesos. Sabemos también, que los minerales forman parte de tejidos como el hueso, por ejemplo, pero además son parte importantísima de numerosos procesos metabólicos que intervienen en la ganancia de peso diaria y calidad de carne, en el porcentaje de preñez y de destete e incluso la carencia de alguno de ellos puede llevar a animales a la muerte.

Veremos entonces de qué manera podemos detectar las posibles carencias o excesos de minerales, para evitar no solo la muerte de los animales, sino también, los efectos subclínicos mucho más difíciles de observar y que son capaces de llevarse gran parte de nuestra “eficiencia” productiva.

En el siguiente cuadro, podemos ver los valores normales, rango y máximo tolerable de los elementos requeridos para bovinos de carne.

Requerimientos minerales sugeridos para bovinos de carne

(*) nivel tolerable sin que genere perjuicios en los animales o deje residuos en carne.

El Calcio es removido de los huesos a medida que el organismo lo necesita –lugar en donde se almacena- y no presenta deficiencias en la producción a campo dado que está presente en los pastos, pero en sistemas a corral las deficiencias se pueden hacer notar con un menor ritmo de crecimiento en las recrías y engorde o una menor producción de leche; actúa también en la coagulación de la sangre, corazón, nervios y músculos. Esas deficiencias se pueden corregir con aportes de suplementos que contengan un 12% de Calcio contenidos en conchilla (como carbonato de calcio orgánico), piedra caliza, dolomita o fosfatos de calcio. Las raciones para terneros deberían contener como mínimo, un 0,4% de calcio, 0,3% de fósforo y 440 UI de vitamina D por kg para favorecer su desarrollo.

Foto: Suplementaciòn mineral en bateas.

La reserva del fósforo (P) también está en los huesos y de allí lo toma el organismo en caso de que el aporte por la dieta no alcance. Esto se puede ver en las zonas con suelos y pastizales deficientes en P como el Norte de Entre Ríos, Corrientes, Formosa y este de Santa Fe. En ese caso se observa en los animales disminución del apetito y una baja en el porcentaje de preñez a casi al 50% con vacas pariendo cada 2 años. Ademas provoca una menor producción de leche,  peor condición corporal y menor peso; se observan animales masticando huesos de osamentas (pica) y debido a esto y por ingestión de toxinas, se produce el botulismo. Los campos afectados deben corregir esta deficiencia en sus rodeos con el aporte de suplementos al 6% de P (como fosfato bicálcico) y cuando los niveles en sangre como promedio del rodeo estén por debajo de 2,8 mg P/dl. Las raciones a corral deberían contener entre 0,18-0,22%   de fósforo.

En cuanto al Magnesio (Mg), su deficiencia es conocida como Hipomagnesemia y es típica de regiones como la Cuenca del Salado bonaerense, el Caldenal pampeano y el Sudeste cordobés. Cuando los valores medidos en sangre caen por debajo de 1,2 mg Mg/dl (valores normales de 1,8 a 2 mg/dl), se observan animales con pérdida de apetito, agresividad, mirada fija, marcha tambaleante, sensibilidad a los ruidos, temblores, excitación, caídas y muerte, sobre todo en vacas en lactancia que pastorean agropiros, festucas, verdeos de avena o rye grass, falaris o pasto ovillo. Ha llegado a provocar el 1,4% de la mortandad de la Cuenca del Salado (Spath, 2002), mientras que para otros productores, el problema de vaca caída era reportado en el 15,6% de los rodeos (INTA Anguil, 2007).  La Hipomagnesemia es más frecuente durante junio, julio, agosto y septiembre, sobre todo después de temporales de frío, lluvias y cielo cubierto, con variaciones bruscas de temperatura de +10ºC que provocan un rápido rebrote del pasto. Esta deficiencia de Mg en el suelo se puede ver tanto con excesos como con carencias de Potasio y se ve potenciada por la fertilización nitrogenada ya que el amonio en el suelo, frena la captación de Mg por las plantas y aumenta la de Potasio. Es ideal entonces corregir este desbalance con el aporte de suplementos que incluyan Mg al 1 o 3%, como carbonato de magnesio, óxido de magnesio o sulfato de magnesio. Las mismas se ofrecen en forma de sales minerales saborizadas para favorecer su consumo (el magnesio es muy “amargo” al gusto de los animales), ofrecidas en bateas (preferentemente techadas) y en lugares de descanso como plazoletas o cercanos a la aguada; se calcula 1 mt de batea cada 100 cabezas y cada 3 días se debe limpiar la batea y reponer el suplemento calculando un consumo de 100 a 150 gr/vaca. Algunos lo esparcen sobre los rollos a razón de 50 gramos de oxido de magnesio al 12%/vaca/día junto con 350 gramos de afrechillo de trigo o maiz molido, para evitar el rechazo por ser amargo. Otros prefieren el suministro a través de bloques de sal para lamer o como sales para diluir en el agua de bebida. En cualquiera de los casos, es difícil estimar el consumo individual y si al menos todas las vacas acceden al suplemento.

El Potasio (K) en general está presente en los pastizales sin riesgo de que se afecten los requerimientos de los vacunos, pero en cambio en los feed lot, se recomienda su inclusión (como cloruro de potasio) en dietas de recepción al 1-1,2% y del 0,5-0,6% en las de terminación, base seca y así evitar signos como disminución del apetito, pérdida de peso, debilidad muscular y parálisis.

La sal común es la fuente más corriente de Sodio (Na) y Cloro (Cl), como cloruro de sodio, que ayuda a mantener la presión osmótica de las células del cuerpo, regula el equilibrio ácido-base, participa en la formación de la bilis, entre otras tantas funciones. En los vacunos, la relación normal Na/Cl es de 20/1 y con valores de 10/1 ya existe deficiencia de Na aunque sin embargo, su valor no se altera en plasma. Cuando esto sucede, es fácil identificarlo en los animales al verlos comer tierra, hierro, maderas, huesos, además de presentar falta de apetito, pelo áspero, pérdida de peso, escaso desarrollo y menor producción de leche. En general, esta deficiencia se cubre ofreciendo sal común en forma granulada, sola o formando parte de una premezcla mineral, en bateas o bloques para lamer.

Foto: bateas para suplementación mineral muy comunes en el norte argentino.

Un déficit de azufre (S) es infrecuente en animales a campo, pero puede suceder en animales a corral, y dado su importancia como componente de proteínas con aminoácidos azufrados, es que se recomienda su inclusión en la dieta.

El Cobalto (Co) en cambio, es un componente de la vitamina B12 que se sintetiza en el retículo. Las deficiencias se ven en animales con descamación de la piel, débiles, flacos, y con apetencia por pelo y madera. Esto se puede corregir suplementando con sulfato o carbonato de cobalto.

El Cobre (Cu) es deficitario en una vasta región que abarca: Chaco, Formosa, los bajos submeridionales de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y sur de Entre Ríos. La manifestación de esta deficiencia se ve con animales que tienen un crecimiento lento, pelo despigmentado con anteojeras de pelo más claro en aquellos con manto oscuro, quebraduras espontaneas, diarrea y anemias en animales jóvenes, menor producción de anticuerpos que los hace desprotegidos y proclives a afectarse de otras enfermedades, menor fertilidad. Justamente es importante y necesario para la formación de hemoglobina, en los sistemas enzimáticos, desarrollo del pelo, pigmentación, desarrollo de huesos, reproducción y lactancia. El órgano de depósito más importante para el Cobre es el hígado y su nivel normal en sangre es 0,6-1 mg/litro. Es común aplicar productos inyectables de Cobre orgánico para paliar las deficiencias, pero en realidad se debe tratar de suplementarlos con premezclas que incluyan un 0,2-0,4%  como sulfato de cobre. Lo interesante del Cobre además, es su interacción con otros minerales, como por ejemplo los sulfatos del agua de bebida que interfieren su absorción. Por otra parte, concentraciones de Molibdeno de 3 a 20 ppm en forrajes afectan la absorción de Cu. El Hierro (Fe) además es su antagonista en terneros.

Foto: despigmentación del pelo en vaquillonas de la Cuenca del Salado

El bocio, es en la práctica la forma de ver fácilmente la carencia de Yodo en la dieta; hay además caída de pelo en los jóvenes y retraso de crecimiento. Su importancia está basada en que forma parte de la síntesis de la hormona tiroidea. Esta deficiencia puede corregirse a través de la suplementaciòn con yoduro o yodato de potasio incluido en premezclas.

El Hierro (Fe), es un componente de la hemoglobina (involucrada en el transporte de oxigeno en sangre) y su deficiencia produce anemia. En pastoreo, el hierro está cubierto en cuanto a los requerimientos animales.

Un déficit de Manganeso (Mn) en las dietas, produce trastornos reproductivos como retraso de la aparición del celo, abortos y terneros deformados. La mayoría de los forrajes contiene suficiente Mn como para cubrir las necesidades diarias sin necesidad de aportes extras.

Es prácticamente imposible que ocurra un déficit de Molibdeno (Mo) en hacienda en pastoreo en nuestro país. Por el contrario, el Mo es tóxico y los vacunos son muy susceptibles a ello, siendo el Cobre quien actúa como protector de su toxicidad.

El Selenio (Se) interviene en el crecimiento, reproducción, prevención de enfermedades e integridad de los tejidos. Los signos clínicos observados por su deficiencia son: enfermedad del musculo blanco con insuficiencia cardiaca y parálisis, tercio posterior caído y lengua distrofica. En zonas como los bajos submeridionales de Santa Fe han sido reportados animales con esta dolencia, aunque la deficiencia de Se cubre una vasta zona que desde el Chaco a la Cuenca del Salado. La forma de corregir esta deficiencia es con el agregado de selenito de sodio o selenito de bario a las mezclas minerales o a través de soluciones inyectables.

El Zinc (Zn) es esencial para la piel y el desarrollo de pelo y huesos; su carencia afecta el crecimiento de los terneros jóvenes y la espermatogenesis en toros. Zonas como el este de Corrientes, norte de Entre Ríos, noreste de Santa Fe, este de Formosa y noroeste de Buenos Aires, presentan esta deficiencia que puede revertirse con el aporte de un 0,5% de oxido de Zn en mezclas de minerales.

Arsénico (As): está presente en aguas subterráneas y si bien hay informes de aguas arsenicales como el oeste bonaerense o La Pampa, no hay registros de animales intoxicados.

Flúor (F): una gran zona que cubre el centro, noroeste y oeste de Buenos Aires, este y norte de La Pampa, sur de Córdoba, este de San Luis y sur de Santa Fe, presentan niveles excesivos de F en el agua (más de 2,5 ppm) y que son la causa de manchas en dientes y desgaste dental prematuro en terneros.

En Argentina, el Fósforo, Sodio, Magnesio, Zinc y Selenio son las que más afectan la producción de carne. En todo caso, las deficiencias de minerales pueden ser cubiertas con el aporte de sales minerales en forma de premezclas formuladas en forma específica para cada establecimiento, a partir de un análisis de agua del campo y con el asesoramiento del profesional de confianza de la firma.

Lectura recomendada: Alimentos y Nutricion de los animales, Ensminger-Olentine.

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