El Ing. Miguel Taboada expuso acerca de los efectos que provoca en el suelo el pastoreo de rastrojos en un planteo de cría intensiva.
En primer lugar el Director del Instituto de Suelos del INTA explicó los efectos de la ganadería sobre el suelo, los cuales se dividen en la defoliación y el pisoteo. El pastoreo provoca un cambio en la cobertura por el consumo animal que se evidencia en cambios en el patrón de temperatura, infiltración y evaporación del suelo, mientras que el pisoteo puede generar una compactación superficial del perfil.
En suelos bajos además se puede promover un ascenso de sales desde napas salinas degradando así el perfil ya que "un suelo que está cubierto no se saliniza" aclara el especialista.
Los lotes pastoreados suelen contar con menor biomasa que promueve una mayor temperatura y evaporación directa, además disminuye la infiltración aunque este efecto no resulta permanente.
Por lo dicho anteriormente resulta importante aclarar que los efectos negativos del pastoreo de los rastrojos se pueden mitigar regulando la carga.
En cuanto a la posible compactación el especialista explica que depende fuertemente del contenido de humedad del suelo, en perfiles secos el daño el mínimo mientras que el problema comienza en suelos en capacidad de campo ya que el mismo se deforma como respuesta a la presión y colapsan los macroporos generando compactación superficial. En suelos muy húmedos se generan las situaciones más graves ya que se forma un huellón, se “amasa y remoldea” por tránsito repetido con el consiguiente debilitamiento estructural por "poaching". Aquí destacaron la necesidad de estar lo suficientemente atentos para retirar el ganado en el momento indicado.
Los sistemas integrados agrícolas ganaderos se caracterizan por una menor carga animal, de 1,1 an/ha con ternero al pie durante el invierno. La carga reducida asegura la permanencia de cobertura de rastrojos.
Así en el trabajo se evaluaron los efectos sobre la vegetación, suelos, materia orgánica y cultivos posteriores.
La principal preocupación era sobre las propiedades físicas y por tal motivo se estudiaron suelos con texturas diferentes típicos del sur de Santa Fe, franco-limosos (80% limo más arcilla) y franco-arenosos (50% arena).
No se encontraron efectos negativos sobre el carbono orgánico ni sobre la Densidad aparente.
En cuanto a la compactación tampoco hubo efectos negativos aunque en aquí apareció mayor resistencia a la penetración, o sea suelos más duros. No obstante esta condición no sería permanente y se normalizaría con la mera presencia de un cultivo de maíz.
Además Taboada recalca la importancia del ciclado de nutrientes que se produce con el bosteo y orina del ganado que asegura principalmente la retención de nitrógeno que de otra manera se perdería.
¿Quién es el culpable?
La primer crítica que se le realiza al sistema tiene que ver con la probable compactación del suelo por lo que se estudiaron los efectos que producen el pastoreo vs la acción de cosecha sobre el suelo.
Así estudiaron el estado del suelo a la siembra y a la cosecha. Como era de esperarse el cultivo disminuyó la densidad aparente pero luego de la cosecha la DAP tendió a aumentar. Esto es debido al tránsito intenso de tolvas cargadas, tolvas, cosechadoras, etc. Adicionalmente, la cosecha se realiza durante el otoño avanzado y en general sobre suelos humedecidos por las lluvias características de la estación.
Asimismo, el pastoreo de rastrojos tiene una ventaja adicional que radica en el consumo de malezas por parte de los animales. El principal efecto tiene que ver con que la presencia de raíces vivas mejora el estado físico del suelo y en estas condiciones de baja carga y suelo no tan húmedo no hay problemas de compactación.