Violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad se podujeron este sábado en una manifestación en el centro-oeste de Francia . El reclamo fue contra los embalses de riego usados para agronegocios, en un país ya convulsionado por las protestas contra la reforma de las jubilaciones.
Unas treinta personas, de ambos bandos, resultaron heridas en las reyertas del pequeño municipio de Sainte-Soline (a unos 400 km al suroeste de París), según las autoridades. Los organizadores dan parte de un balance mucho más elevado y de una persona que se hallaría en estado crítico.
La concentración, que no había sido autorizada, movilizó a 6.000 personas, según las autoridades, y a cerca de 30.000, de acuerdo con los organizadores. Entre estos figuran el colectivo de asociaciones Embalses No, Gracias, el movimiento ecologista Soulèvements de la Terre (Levantamientos de la Tierra) y la Confederación Paisana, un sindicato de agricultores próximos a la izquierda.
Las fuerzas de seguridad desplegaron a unos 3.200 hombres, el doble que en una protesta en octubre en el mismo lugar. Las autoridades aseguran que entre los manifestantes había "al menos un millar" de activistas violentos, algunos procedentes del extranjero. "El objetivo es acercarse y rodear el embalse para detener la obra", dijo a la AFP un miembro del grupo Levantamientos de la Tierra.
A media jornada, cerca de las obras, estallaron choques entre activistas que usaron petardos y cócteles Molotov, según la gendarmería, que replicó con gases lacrimógenos y cañones de agua. Según un primer balance oficial, siete manifestantes y 24 gendarmes resultaron heridos, dos de ellos de gravedad, uno de cada bando.
Los organizadores reportan "al menos 200" manifestantes heridos, diez de ellos hospitalizados y uno en estado de coma y con el pronóstico vital comprometido. Denuncian asimismo un despliegue policial "de violencia criminal".
La primera ministra, Elizabeth Borne, denunció por su lado un "torbellino de violencia intolerable" y la "irresponsabilidad de discursos radicales que alientan esas acciones". El ministro del Interior, Gérald Darmanin, apuntó contra la violencia "inexcusable" de la "extrema izquierda".
Los embalses agrícolas almacenan el agua extraída de las capas freáticas superficiales durante la estación lluviosa y la conservan al aire libre para fines de irrigación. Sus defensores los consideran indispensables en caso de sequía o restricciones del consumo de agua. Pero sus adversarios sostienen que gracias a ellos la agroindustria "acapara" el agua, en detrimento de los pequeños productores y de la lucha contra el cambio climático.
Francia planea construir 16 reservorios de ese tipo, principalmente en el departamento de Deux Sèvres, donde se halla Sainte-Soline, con una capadidad de retención de 6 millones de metros cúbicos. El proyecto es impulsado por una cooperativa de 450 productores agrícolas y cuenta con respaldo estatal. La construcción del embalse de Sainte-Soline tiene un costo de 70 millones de euros (75 millones dólares), financiados a un 70% por fondos públicos con la condición de que se utilicen métodos agroecológicos.
Desde hace más de dos meses, Francia está inmersa en una ola de protestas masivas contra la reforma de las pensiones impulsada por el presidente liberal Emmanuel Macron. En la ultima semana, después de que Macron impusiera por decreto esa reforma que eleva la edad mínima de la jubilación de 62 a 64 años, las marchas se han radicalizado, con choques y centenas de detenidos en decenas de ciudades. La tensión obligó a anular una visita del rey Carlos III del Reino Unido.
"No tengo ningún problema con este tipo de violencia, aunque yo no forme parte de ella. Ahora hay violencia por todas partes, empezando por esta reforma de las pensiones (...) Entiendo que la gente tenga rabia", declaró a la AFP uno de los manifestantes en Sainte-Soline, procedente del norte de Francia. "Mientras el país se alza para defender las pensiones, nosotros iremos en paralelo a defender el agua", dijeron los organizadores ecologistas de la marcha.
