La extensión territorial que presenta la Argentina brinda un abanico agroclimático lo suficientemente amplio para provocar una paleta de productos tan variada como nichos de mercado. No obstante, las actividades que aprovecharon esta situación (como el caso de la fruticultura y la citricultura en diferentes ecorregiones) cayeron en crisis comerciales debido a la exagerada presión impositiva que desincentiva cualquier tipo de inversión, la asimetría en la información, donde el productor recibe monedas a cambio de su trabajo de todo el año, y el oportunismo donde algunos intermediarios colocan el producto con márgenes no compartidos con la producción.
El segundo efecto es que en miles de hectáreas estas actividades, que requieren de know-how acumulado, ceden su propiedad a las actividades de tipo paquete tecnológico, principalmente aquellos compuestos por organismos genéticamente modificados, acompañados de agrotóxicos y economías de escala para la generación de commodities con el efecto directo sobre la caída del empleo real, en contraposición del desarrollo rural local y regional.
Especialización, capacitación y visión global son los puntos de partida para poder desarrollar un nuevo nicho de mercado. Tomando por ejemplo una región agroclimática subtropical se puede suplantar un cultivo citrícola con otros foráneos poco conocidos, destinándolo a mercados de alta demanda de productos diferenciados. El achachairú (Rheedia sp.) es una de las frutas menos conocidas en el mercado internacional y quizás de las más sabrosas que haya probado. Se encuentra en forma natural en todo el oriente boliviano, donde se han diferenciado un número considerable de especies, sobresaliendo uno de ellos, por presentar mejor apariencia y mayor calidad de fruto en relación con las otras especies oriundas de América Central, América del Sur y Madagascar. En 1703, Plumier descubrió por primera vez una especie de este género, con el nombre de Van Rheedia, que posteriormente describe (1755-1760) el hábito de crecimiento de una planta con este nombre. Esta planta probablemente sea Rheedia laterifolia, descrita por Linnaeus en 1753, tratándose de la "species typus" para el género Rheedia, según explica el libro "El cultivo de achachairú.
Ventajas
Las ventajas que un citricultor de un área subtropical encontraría es entre otras, que los árboles presentan características fáciles para su manejo, y la readaptación al nuevo cultivo no sería complicada. Los árboles son de 5 metros de altura cuando hay sufíciente espacio entre ellos, llegando a 10 metros cuando compiten por la radiación solar, con sólo 35 cm de diámetro. Las frutas se concentran en las ramas más bajas, lo que hace simple su recolección. Durante los primeros 10 años de vida requieren de cierto sombreado, siendo excelente alternativa en emprendimientos que ya sean frutales o forestales, y busquen diversificar el riesgo.
Guillermo Randi Salas
