Mucha gente sabe que los cultivos de maíz y girasol muestran diferencias en el rendimiento físico (kg/ha) según la distribución de plantas en el lote, tal vez usted escucho hablar de un cultivo “cuadrado”. Con este concepto uno debiera buscar la menor cantidad posible de causas que amplíen la brecha entre semillas distribuidas en el terreno versus la densidad de plantas logradas. Hay una relación lineal entre la cantidad de fallas y la mayor irregularidad en la distribución de plantas en el lote, aun cuando no es el único motivo.
Algunas causas de esta brecha están referidas a características intrínsecas de la semilla adquirida, por lo que no podremos intervenir en estos valores. Pero también están los referidos al efecto de la sembradora, y éstos son los que nos ocupan.
Los dosificadores mecánicos de placa o rotor vertical pueden producir dos efectos, uno visible que es la rotura y otro no visible, hablamos aquí de un daño mecánico que afecta la fuerza de la semilla para germinar y dar una planta. Este daño no lo percibimos si no hacemos la prueba de emergencia mencionada en la nota de la semana pasada.
Los puntos donde hay que prestar más atención son los gatillos enrasadores y gatillos expulsores. La tensión de estos elementos debe ser la suficiente para que cumplan perfectamente su función, pero no demasiada ya que un exceso de presión en el enrasador puede producir mayor fricción de la que la semilla soporta, y sin llegar a partirla, la daña de un modo irreversible. Consulte entonces el manual de la máquina para hacer los ajustes necesarios y también haga las pruebas a campo, antes de largarse a sembrar.
Hay en el mercado un modelo de dosificador mecánico tipo rotor vertical (de eje horizontal) que ofrece como ventaja la ausencia de un enrasador clásico. Solo existe un cepillo de cerdas flexibles que retiran el excedente de semillas sin dañarlas; o en algunos casos el enrasado es por gravedad.
El gatillo expulsador tiene la función de asegurar la salida de la semilla de su alojamiento. Pero debemos saber que es una suerte de recurso de emergencia. ¿Cómo es esto? Si la placa está correctamente colocada, el alvéolo es de menor diámetro en la parte de arriba de la placa y de mayor diámetro abajo. De esta manera, la semilla que logró entrar al alvéolo debería salir sola, por su propio peso, al encontrar, en su recorrido el tubo de descarga. Para aquellos pocos casos en que esto no ocurra, unos pocos mm más adelante en el recorrido de la semilla debe sí, actuar el gatillo expulsor, aún a riesgo de producir daño o rotura. Es preferible una semilla nula que una falla en cada vuelta de la placa. Vale mencionar que algunas sembradoras poseen, como órgano expulsor una rueda con forma de estrella. Cada rayo de esta estrella ingresa parcialmente en el alvéolo y produce un empuje gradual de aquellas semillas que puedan trabarse. Esto se traduce en menor porcentaje de daño.
Los daños y roturas de las semillas están afectados además por la velocidad de giro de la placa o rotor. Si la velocidad es elevada, es menor el tiempo que tiene la semilla para ubicarse dentro del orificio, por tanto es más proclive a sufrir maltrato. Está claro que la velocidad de giro depende de la dosis de siembra y no podemos reducir ésta en pos de aquella. Lo que sí podemos hacer, es buscar placas con una mayor cantidad de alvéolos. Por ejemplo una placa con 61 alvéolos deberá dar el doble de vueltas para dosificar la misma cantidad de semillas, que una placa con 128 alvéolos. Si por ejemplo estamos sembrando 5 semillas por metro de surco, en 25.6 m recorridos por la sembradora, la placa de 128 alvéolos dará solo una vuelta y la de 61 dará un poco mas de dos vueltas. Es decir, las semillas tienen menos de la mitad del tiempo con esta última placa.
¿De que está hecho?
El material de construcción de la placa tiene también su influencia. Aquellas placas de plástico (distintas configuraciones de polímeros) generan menor daño a la semilla.
Recuérdelo..
La descarga, en el terreno, de una semilla quebrada o dañada significa una falla, y esto afecta la “rectangularidad” del cultivo. Es decir, la distancia entre plantas no es uniforme. Esto influye sobre la competencia entre plantas y finalmente sobre el rendimiento físico a cosecha.
