Explicó que la permanencia de hospederos durante el año, ayudada por la falta de rotación de la soja, se acentúa este año debido al clima, que intercala frescos nocturnos, aguaceros y días muy cálidos, con pleno sol.
Estimó que algunos productores están aplicando hasta siete veces fungicidas contra la roya, pero aun así no pueden evitar la reducción de hasta el 20% de sus rendimientos. “Los productores no son conscientes de las enormes pérdidas que representan los aumentos de costos con las sanitaciones y la reducción de rendimientos”, explicó.
Agregó que para minimizar los efectos de la enfermedad en los cultivos, el Senave anualmente establece la pausa fitosanitaria, desde junio a agosto. Durante ese lapso, todas las áreas de cultivo para la producción de granos y semillas de soja, sojas guachas y hospedantes alternativos de la enfermedad deben mantenerse libres del cultivo, o sea, sin plantas vivas de la oleaginosa. Mereles anunció ayer que para la semana próxima convocará una reunión con el sector productivo a fin de analizar la situación de la roya.
