6 Feb 2018
La empresa más antigua del país, el ingenio San Isidro, cerró sus puertas días pasados tras 258 años de historia, emergiendo así como la más traumática consecuencia de la crisis que atraviesa el sector azucarero argentino.
Fundado en 1760 en Campo Santo, 59 kilómetros al sur de la ciudad de Salta, cuando aún esa región formaba parte del Virreinato del Perú, el ingenio perteneciente al Grupo Gloria, de origen peruano, dejará en la calle a sus 710 empleados, aunque se estima que es la fuente laboral de unas 2.600 personas en forma directa e indirecta, indica La Gaceta.Poco antes de que las devastadoras inundaciones del chaco salteño lo ubicaran al frente del comité de crisis, el gobernador Juan Manuel Urtubey se bajó de la gira presidencial por Rusia, Francia y Davos e inició gestiones contrarreloj -incluido un viaje a Lima para abrir el diálogo con los máximos directivos de la compañía- en busca de evitar el cierre. Hasta hoy, sin resultados.
El jueves último, el Sindicato de Obreros y Empleados Azucareros del ingenio (SOEASI) se encontró con los representantes de la empresa en el Ministerio de Trabajo de la Nación, en el marco del procedimiento preventivo de crisis planteado por la compañía.
Allí, los directivos ratificaron el cierre a causa de "las pérdidas constantes y sostenidas" que viene sufriendo el establecimiento en los últimos cuatro años, que sumarían decenas de millones de dólares, aunque garantizaron el cese "en forma ordenada" por lo que pagará las indemnizaciones a sus 710 trabajadores en relación de dependencia.
Así, en el caso que el procedimiento sea aprobado por la cartera laboral, los trabajadores cobrarían la mitad de esos resarcimientos. Además, aseguraron los enviados de la empresa, los empleados continuarán percibiendo sus salarios mientras dure el proceso de cierre, aunque se les impide el acceso a la planta desde el 19 de enero último.
La situación del San Isidro es el caso más destacado de la crisis que alega el sector azucarero que, en el caso particular de Salta, también se expresa a través de los 164 despidos ya en marcha en el ingenio El Tabacal, en el norte de la provincia, lo que implica casi el 10% de su plantilla de personal.
Los argumentos de las empresas no difieren a la hora de explicar los motivos de la recesión: el aumento de los aportes patronales del 17% al 19,5%; la derogación del decreto 814/01, que permitía a las empresas descontar una parte de lo que pagaban por esas contribuciones como crédito técnico de IVA; los aportes previsionales que deberán abonar por las sumas que antes eran no remunerativas y que en el caso del San Isidro rondan el 33% de los salarios.
A estas cifras que se conocen como costo laboral se suma la reducción de un 13,89% del precio de venta del biocombustible que fabrican los ingenios, con el que se cortan las naftas. Además, su principal producto, el azúcar, también sufrió una baja internacional de su valor debido a la caída del consumo. También, dicen, el gobierno provincial aumentó el impuesto que percibe por las actividades económicas.
Por supuesto, los empresarios se quejan, asimismo, de los gremios que promueven paros que perjudican la productividad. Por lo tanto, el combo de responsabilidades de sus aprietos abarca desde las variables internacionales hasta los sindicatos, pasando por los gobiernos nacional y provincial.
El titular del SOEASI, Mariano Cuenca, destacó el trabajo que encaró el gobernador en busca de detener el cierre, pero los empresarios, dijo el dirigente, "están planteando una crisis directa y no quieren prevenir nada, la empresa ha actuado (cerrando el ingenio) antes de prevenir".
Según el sindicalista "hay varias empresas interesadas en invertir en el ingenio" San Isidro, aunque hasta ahora no ha surgido información oficial al respecto.
En tanto, Tabacal Agroindustria, ubicada a 257 kilómetros al norte de la capital provincial, el principal empleador privado de Salta, decidió acatar la semana pasada la conciliación obligatoria dictada por las autoridades laborales salteñas, por lo que quedaron en suspenso los despidos ya ejecutados y los que restaban por concretar, señala La Gaceta de Salta.
De todas formas, la empresa ratificó que su decisión de llevar adelante la reducción de su personal es "irrevocable" y es "completamente legal" ya que "va a pagar el 100 por ciento de las indemnizaciones de ley", afirmó en un comunicado. "Tabacal no cierra, mantiene 1.700 puestos de trabajo directos y miles más indirectos", garantizó.
Lo mismo que San Isidro, Tabacal, propiedad de la estadounidense Seaboard Corporation, culpó de la pérdida de fuentes de trabajo, entre otros aspectos, a que "toda la actividad agrícola e industrial en Salta no pagaba Ingresos Brutos y ahora paga el 2 por ciento sobre las ventas".
El Sindicato de Trabajadores del Azúcar (STA) "pretende distorsionar los datos de las pérdidas que las últimas medidas del Gobierno nacional, del de Salta y del Ministerio de Energía nos están provocando. Estas superan los $800 millones", se quejó.
Mientras tanto, los trabajadores azucareros de Tucumán y Jujuy temen que la lava del volcán en que se convirtió el sector en Salta los abrase también a ellos. Los gremios del sector comenzaron con reuniones el 1 de febrero, ese día en el ingenio Ledesma de Jujuy, para analizar una estrategia de conjunto en procura de evitar una avalancha de despidos que podría resultarles imparable.