Julio suele ser un mes de extrema volatilidad para las materias primas agrícolas. Y este séptimo mes de 2016 se perfila como el peor para la soja en los últimos 8 años. Cuando faltan cinco ruedas para culminar el mes, el contrato noviembre 16 en el mercado de Chicago perdió 14%, o u$s 60,5 por tonelada en el principal mercado global de materias primas, y arranca la semana en u$s 363,1 la tonelada, en mínimos para los últimos 3 meses de operación.
El bajón de precios internacional tuvo su correlato en Argentina, aunque más moderado. Entre el 1 de julio y el viernes último, el FOB oficial (que publica el Ministerio de Agroindustria y desde el cual se calculan los derechos de exportación que tributa el complejo oleaginoso), retrocedió u$s 42 por tonelada.
Así, la soja local que todavía no ingresó al circuito comercial perdió u$s 1200 millones en lo que va del mes. Este cálculo parte de descontarle a la última estimación oficial de la campaña sojera (58,8 millones de toneladas), las compras declaradas por la industria y exportación, que de acuerdo con los últimos datos disponibles sumaban 30,2 millones de toneladas. Así, en teoría, aún hay en poder de los productores y acopios argentinos unas 28,6 millones de toneladas, que al FOB oficial actual implican algo más de u$s 11.780 millones.
Volviendo a Chicago, para la posición noviembre de soja (de relevancia en esta época cuando se empiezan a hacer números serios para la próxima siembra gruesa en América del sur), se trata de la segunda peor performance para un julio en los últimos 10 años. Solo superada por el derrumbe que la soja había registrado en julio de 2008 cuando, tras alcanzar el récord histórico de u$s 608 la tonelada se precipitó u$s 62,5 por tonelada, un 11%, al cierre del mes, en momentos en que se iniciaban las contracciones en los mercados por la crisis de las hipotecas subprime en EE.UU., comentó el analista Iván Barbero.
Como en aquella oportunidad, la caída en el valor internacional de la oleaginosa hoy tiene que ver con una combinación de factores. Por un lado, los fundamentals del mercado agrícola, con pronósticos climáticos más que favorables para el desarrollo de la soja que está creciendo en los campos norteamericanos y que se perfila dejará una nueva cosecha récord hacia septiembre. El Departamento de Agricultura de EE.UU. (Usda) informó que el 72% de los cultivos de soja están en condición excelentes o muy buenas, 10 puntos porcentuales por encima del año anterior. A eso se suman temores a que China reduzca en el corto plazos sus importaciones del poroto, a partir de una fuerte alza en sus stocks.
Esa situación se complementa con elementos bajistas externos: la debilidad en los valores del petróleo de las últimas semanas y la fortaleza del dólar, alejan más a la soja del objetivo de sostener el "veranito" que vivió entre abril y junio pasados.
El combo hizo que los inversores y fondos especulativos activaran órdenes de ventas. Al martes 19, los fondos contaban con 202.000 contratos comprados en soja en Chicago, 6,5% por debajo de la semana previa. "En relación al máximo para este año, de 252.000 contratos alcanzado hace tres semanas, la reducción de posiciones por parte de los fondos alcanzó al 19.8%, o 50.000 contratos, que representan casi 7 millones de toneladas", explicó el analista José Frogone, de la consultora Cortina Beruatto.