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El desafío que representa el exceso de lluvias para los cultivos y la ganadería

Con 511 milímetros registrados solo en lo que va de 2024, enero se posiciona como el más lluvioso registrado en la historia del INTA Reconquista -Santa Fe-. Especialistas brindan recomendaciones para reducir el impacto en trigo, girasol, soja, algodón y ganadería.

Con 511 milímetros registrados solo en lo que va de 2024, enero se posiciona como el más lluvioso registrado en la historia del INTA Reconquista -Santa Fe-. Especialistas  brindan recomendaciones para reducir el impacto en trigo, girasol, soja, algodón y ganadería.

"La variabilidad de situaciones en la región, influenciada por la distribución de las precipitaciones y las diferencias topográficas, destaca la gravedad en terrenos planos con drenaje insuficiente", señaló Miqueas Sandoval -integrante del equipo de manejo de cultivos del INTA.

El estado de desarrollo de los cultivos al momento de los eventos de anegamiento determinará la factibilidad de sobrevivencia o no de los que están implantados.

En el caso del girasol, los rendimientos se vieron afectados por intensas lluvias en noviembre y diciembre, que impactaron en la fecundación de las flores y el llenado de granos, lo que disminuye el número, el peso y el contenido de aceite. "A pesar de que los rendimientos se sitúan por debajo de la media histórica, la cosecha avanza con más del 85 % de la superficie completada", indicó Sandoval.

Las condiciones climáticas también impactaron en la siembra de algodón, lo que redujo la superficie sembrada en un 45 %. La siembra de soja, por su parte, enfrenta atrasos significativos, con menos del 30 % de avance. "Por esta situación, los productores se encuentran en una encrucijada y deberán tomar decisiones estratégicas para el futuro", expresó Luciano Mieres -especialista del INTA Reconquista-.

Con relación al cultivo de soja, experiencias de más de 10 años indican que la fecha de siembra óptima se encuentra entre el 15 de noviembre y el 15 de enero, con mayor rendimiento en los grupos de madurez VII y VIII. "Considerando esto, se sugiere siembras o resiembras a fines de enero o principios de febrero, siempre y cuando las condiciones ambientales lo permitan", aseguró Mieres.

En cuanto a la disponibilidad de nutrientes post-anegamiento, "se recomienda evaluar la disponibilidad de fósforo y nitrógeno", explica Ana Brach -del INTA Reconquista- quien explicó que, para el fósforo, cuya movilidad es baja, se sugiere coincidir líneas fertilizadas previamente con nuevas y reforzar la fertilización.

Por otro lado, "para el nitrógeno, con alta movilidad, se aconseja complementar la fertilización de las gramíneas y en el caso de la soja, un adecuado tratamiento de semillas con inoculantes biológicos y fungicidas", detalló Brach.

Con respecto al cultivo de algodón, el impacto dependerá del estadio en el que se encuentre cada lote implantado. "Para aquellos lotes con un cultivo en etapa vegetativa tardía-inicio de reproductiva, la gran cantidad de agua acumulada por las precipitaciones, en conjunto a la poca incidencia de radiación solar por los días nublados, genera posibles derrames de estructuras reproductivas. Esto hace que se pierdan las posiciones más valiosas y, al mismo tiempo, se atrase la madurez del cultivo", indicó Antonela Cereijo, especialista en el cultivo de algodón del INTA Reconquista.

Además, provoca una mayor necesidad de insumos debido a la elevada proliferación de malezas y la necesidad de utilización de reguladores de crecimiento. "Los lotes más afectados van a ser aquellos que se encuentren más adelantados en el ciclo fenológico", expresó Cereijo.

En cuanto a las recomendaciones, Cereijo señaló: "Monitoreo de plagas, especialmente el picudo del algodonero ni bien se pueda ingresar al lote; monitoreo de índices crecimiento y porcentajes de retención de estructuras para evaluar la aplicación de reguladores de crecimiento; evaluar la aplicación de fertilizante nitrogenado para tratar de paliar el efecto del estrés por anegamiento una vez que los suelos vuelvan a condiciones hídricas normales y evaluar la viabilidad económica de aplicar productos hormonales que puedan acelerar el proceso de recuperación del cultivo".