PLAGAS

¿Cómo hacer frente a la mosca de las alas manchadas?

La mosca de las alas manchadas -Drosophila suzukii- es una especie presente en la Argentina desde 2014 que constituye una amenaza para las producciones de frutas finas que se cultivan principalmente en la Comarca Andina.

 La mosca de las alas manchadas -Drosophila suzukii- es una especie presente en la Argentina desde 2014 que constituye una amenaza para las producciones de frutas finas que se cultivan principalmente en la Comarca Andina. 

Para reducir el impacto de esta plaga en las economías locales, profesionales del INTA y del Conicet trabajan junto con cooperativas de la región para mantener la producción de fruta fina agroecológica y crear nuevas redes de comercialización

Esta iniciativa no solo apunta a combatir la plaga sino también a impulsar el desarrollo socio-productivo de familias que continúan apostando a la producción de frutas finas libre de insumos químicos.

Tras la pandemia y luego de los incendios ocurridos hace dos años en la Comarca, surge la idea de un proyecto que ayude a las cooperativas a volver a participar de los canales de comercialización y, sobre todo, que acompañe a aquellos que decidieron volver a hacer producción agroecológica u orgánica.

La mosca de las alas manchadas en su fase adulta mide de dos a tres milímetros de longitud y presentan ojos rojos, la coloración del tórax es amarillo claro o parduzco y el abdomen tiene bandas negras.

Las hembras atacan las frutas finas (como arándano, cereza, frambuesa, frutilla y zarzamora) porque presentan piel delicada y buscan frutos sanos y maduros para colocar sus huevos, lo que facilitan las infecciones de hongos y bacterias que deterioran las frutas, el crecimiento de las larvas en el interior provoca el ablandamiento, arrugamiento y caída prematura.

Para hacer frente a la plaga, una de las estrategias evaluadas por técnicos y productores apunta a aumentar la frecuencia de cosecha para acortar la ventana de tiempo de permanencia de la fruta en la planta y así reducir o evitar la aplicación de insecticidas.

"Los cosechadores fueron los primeros en tener el contacto con la plaga y la necesidad de resolver la problemática. Los productores aumentan la frecuencia de cosecha, con lo que la fruta rápidamente llega a consumo y si se agrega que la fruta pase por una cadena de frío se evita que las larvas continúen su desarrollo", explicó  Gerardo De La Vega -profesional del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias Bariloche (IFAB) del INTA-Conicet-.

El proyecto contempla el co-diseño de soluciones tecnológicas, de proceso y organizacional.

Estas acciones se enmarcan en los Proyectos especiales de innovación social (PEIS) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Mincyt) orientados a implementar soluciones tecnológicas que mejoren la calidad de vida y el desarrollo de las comunidades.