"El MinAgro crea un gigantesco nubarrón en toda la industria de semillas"

18 Abr 2016

El gobierno laudó a favor del no pago de la tecnología en semillas. Es lo que, objetivamente, hace la Resolución 140 del Ministerio de Agricultura, al intentar impedir que se implementen los mecanismos ideados por el sector privado para el cobro de los derechos de autor.

La cuestión reviste enorme importancia, porque lo que está en juego es, nada menos, el flujo de tecnología.

La salida del cepo, la liberación del mercado cambiario y el sinceramiento del valor del dólar son hechos de enorme interés para el campo. Por fin, se cuenta con el mismo dólar para lo que uno vende que para lo que uno compra.

Esto significa que hacen falta menos kilos de maíz, de trigo o de soja, para comprar un kg de fósforo o 200 HP. Encima, los bancos pueden prestar, incluso en dólares como ya lo están ofreciendo algunos. Y a tasas atractivas.

Es impresionante la sucesión de eventos, en todo el país, donde la tecnología vuelva a ser protagonista. Arrancando con Expoagro a principios de marzo. Hace quince días, la muestra de Apronor en Tucumán.

En Necochea, la cadena del trigo celebró un positivo encuentro, colocando en el centro del tablero la necesidad de adecuar el standard comercial a los nuevos tiempo. Claas hizo dos jornadas fabulosas sobre forrajes, en Sunchales y Ameghino, con 250 asistentes en cada una a pesar del mal rato que sufre el tambo, más los problemas climáticos.

Syngenta reunió a sus más de 200 dealers en Mar del Plata para lanzar su campaña 2016/17. Nidera consagrando a los campeones de “Qué hay de nuevo en mi suelo”, el saludable concurso donde compiten las escuelas agrotécnicas de todo el país.

El tren bala venía acelerando. La Segunda Revolución de las Pampas, interrumpida en la era CFK, retomaba impulso. Ahora se plantó la duda. Con este laudo, el gobierno crea las condiciones para un default, en este caso, tecnológico. Ya sabemos que cualquier salida facilista al final termina siendo más cara.

Lo que está en juego no es simplemente Intacta, que paga el pecado capital de ser un evento de Monsanto, devenida en la empresa maldita. Pegarle a Monsanto es políticamente correcto y, a esta altura, un juego de niños.

El tema es que la decisión de Agricultura va mucho más allá de este evento y de su propietario, cuya legitimidad también fue cuestionada al plantar dudas sobre su patentamiento.

Lo primero que conviene recordar es que nadie está obligado a usar las tecnologías que se ofrecen. El jueves, cuando se conoció la resolución, algunos salieron a decir que Intacta no sirve, que agrega poco, que es cara.

Algunos incluso sostienen que no debió ser aprobada, porque acelerará la obsolescencia de los eventos. Lo que uno se pregunta es por qué, si la película es tan mala, todos quieren verla. El apuro por sacar la Res 140 es precisamente porque está entrando la cosecha y quien más, quien menos, todos entraron en la variante de Intacta. Sin que nada ni nadie los obligara.

El argumento del derecho al uso propio, al amparo de la vieja ley de semillas, es una coartada insostenible. El problema no es el pequeño productor que vuelve a sembrar lo que cosechó, y todos lo saben. Esto estaba resuelto y todos lo saben.

El problema no es el uso propio, sino el abuso de muchos que a veces ni siquiera producen, sino que simplemente acopian granos y los convierten en semilla. Es un problema de larga data, que se exacerbó con la llegada de la biotecnología, que hizo mucho más costosa la creación de un nuevo cultivar.

Pero con este laudo, el MinAgro crea un gigantesco nubarrón en toda la industria de semillas. No es moco de pavo: hay eventos clave, desarrollados en el país, donde la Argentina apuntaba a liderar mundialmente. Por ejemplo, el paquete de tolerancia a stress hídrico, que podría ampliar la superficie triguera y darle más estabilidad a los rindes en el cambiante clima pampeano.

Clarín