Inundaciones

Vivir en emergencia agropecuaria: inundaciones y un Estado que no llega a tiempo

En zonas rurales de Bragado, 9 de Julio, Bolívar y Carlos Casares, las lluvias duplicaron la media histórica y afectan no solo la producción, sino también la vida en la región. Productores sostienen que las medidas oficiales se implementaron con retraso y que las pérdidas aún no pueden cuantificarse

21 Nov 2025

Las inundaciones que afectan a distintas regiones del centro bonaerense continúan generando un deterioro productivo significativo y afectando la capacidad operativa de productores y contratistas. Desde Comodoro Py, partido de Bragado, el ingeniero agrónomo, productor y contratista Facundo Pennella describió una situación que se agravó progresivamente desde comienzos de año. 

"Mi trabajo antes de las inundaciones era el mismo, pero más fácil", afirmó en referencia a los cambios forzados por las inundaciones, siendo las dificultades logísticas uno de los principales problemas. "Los caminos están cortados, en muchos lados son intransitables hasta con tractores", señaló Pennella. Y añadió: "Tenés que hacer más kilómetros y en peores condiciones... terminás estropeando tanto los vehículos personales como los tractores y las cosechadoras porque están todo el día dentro del agua". 

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El volumen de precipitaciones supera ampliamente los niveles normales para la región. "Estamos arriba de los mil ochocientos milímetros en partes, cuando estamos hacia una media de entre ochocientos y mil", indicó Pennella. Y agregó: "Era lógico que iba a pasar... no era algo que nos agarró de sorpresa, porque el agua sigue un flujo natural y su avance era previsible para los productores" explicó, subrayando la insuficiencia de las obras de infraestructura hídrica existentes y la falta de mantenimiento. 

Las pérdidas productivas son heterogéneas pero generalizadas. En su caso estima una pérdida que asciende al 30%, aunque aclaró que "hay algunos que tienen cincuenta o setenta o más". La persistencia del agua en los lotes complica aún más el panorama. Ya que, según el productor, en algunos sectores "hay un perfil de veinte, treinta, cincuenta centímetros de agua arriba de los lotes", afectando la posibilidad de sembrar y el rendimiento potencial de los cultivos. 

"Tenemos una doble pérdida: una pérdida de superficie y una pérdida de rendimiento potencial. Porque a medida que esa fecha se atrasa, el rendimiento potencial decae". Esto compromete los resultados productivos aún en aquellos lotes que se logren sembrar en las próximas semanas. En este contexto, las labores se ven condicionadas por el desfase de fechas óptimas de implantación. 

A esto se suma el deterioro por la imposibilidad del manejo de malezas, un problema silencioso pero crítico. La falta de acceso a los campos permitió que especies resistentes crezcan sin control, encareciendo y complicando las aplicaciones futuras. "Los lotes están tomados. Es un gasto enorme lo que se viene", anticipa Pennella. 

En cuanto a la asistencia estatal, el productor expresó que durante gran parte del año las respuestas fueron escasas. A nivel local hubo reclamos directos a los municipios pero sin respuestas visibles

La intervención más significativa llegó recientemente desde el Gobierno nacional, con maquinaria y líneas de financiamiento. No obstante, Pennella remarcó que "llegaron tarde por fecha y por superficie de producción. Si hubiesen tomado esta noción o cartas en el asunto dos meses antes, hoy la realidad sería distinta" . 

El avance del agua también impactó en la dinámica social y comunitaria, ya que numerosos pueblos rurales quedaron aislados por la falta de accesos, obligando a multiplicar los kilómetros para cubrir trayectos cotidianos. E incluso mencionó que "hay escuelitas de campo que las tuvieron que cerrar, porque no podían llegar los profesores, ni los chicos, ni nadie". 

En relación con la situación impositiva, el productor expresó preocupación por las obligaciones vigentes durante la emergencia. En particular, se refirió al impuesto inmobiliario rural: "Ya está la quinta cuota y la están cobrando". Y agregó: "No han sacado ningún impuesto... hay que seguir pagando como si nada", remarcando que no observó medidas de alivio específicas por parte de la provincia. 

El pronóstico climático para diciembre y enero, con días más largos, mayor temperatura y vientos favorables, es la principal esperanza. Sin embargo, la región necesitará mucho más que buen tiempo para normalizarse. En palabras del productor: "Se necesitan obras de fondo, no parches. Esto va a volver a pasar si no se hace algo serio a nivel regional". 

Mientras en la región esperan que el agua ceda y permita volver a trabajar en los lotes que hoy parecen lagunas, la resiliencia aparece como la identidad del productor. "A pesar de tener todas en contra, seguimos. Es pasión, raíces.", concluye Pennella. 

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