La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía de la Nación estableció mediante la Resolución N° 77/2025 el reconocimiento, registro y protección de la Indicación Geográfica (IG) "Aceite de Oliva Virgen Extra de San Juan", en el marco del fortalecimiento de alimentos con identidad territorial.
Este nuevo reconocimiento se suma a otros cinco otorgados en los últimos seis meses: Té Argentino, Orégano de San Carlos (Mendoza), Cereza del Valle de Los Antiguos - Patagonia (Santa Cruz), Pimentón del Valle Calchaquí de Salta y Miel de Flores de Atamisqui de Santiago del Estero. Con estas incorporaciones, Argentina alcanza un récord histórico en materia de certificaciones de calidad, ya que hasta ahora el promedio era de una por año desde 2010. En total, el país suma 19 Indicaciones Geográficas y Denominaciones de Origen reconocidas oficialmente.
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Las IG son herramientas estratégicas que destacan productos agroalimentarios cuyas características únicas están ligadas a su lugar de origen, incluyendo el entorno natural, las condiciones climáticas y los saberes productivos locales. Están reguladas por la Ley Nº 25.380, modificada por la Ley Nº 25.966, que establece el régimen legal de protección para estos alimentos diferenciados.
Este proceso es impulsado por la Subsecretaría de Economías Regionales y Pequeños y Medianos Productores, que trabaja de manera articulada con sectores productivos y gobiernos provinciales. A la fecha, más de 440 productores se benefician directamente con estas certificaciones, con un potencial de alcanzar a más de 2.000 en el mediano plazo.
En un contexto global donde la demanda por alimentos auténticos y de alta calidad es creciente, los Sellos de Calidad como las Indicaciones Geográficas, el sello Alimentos Argentinos y la certificación Orgánicos Argentina son clave para aumentar la competitividad de los productos nacionales. Además, abren puertas en los mercados internacionales, donde los alimentos con origen certificado ya comienzan a destacarse por su calidad, trazabilidad y valor cultural.
Estas iniciativas no sólo agregan valor a la producción local, sino que también revalorizan el territorio y su gente, generando oportunidades de desarrollo sostenible y visibilizando la riqueza agroalimentaria y cultural de la Argentina.
