Manejo de plagas

Jaque a las hormigas

Laboriosos e incansables, estos insectos pueden diezmar un cultivo de la noche a la mañana. En el INTA Castelar están desarrollando un hongo para combatirlas sin perjudicar al medio ambiente

Las hormigas provocan daños en diversos ambientes: bosques, cultivos y jardines se ven afectados cuando estos incansables y laboriosos insectos entran en acción. Son seres sociales con un alto grado de organización en comunidad que tienen una amplia distribución geográfica. Existen unas 20.000 especies diferentes, y en Argentina habitan 14, siendo las más perjudiciales las hormigas cortadoras de los géneros Atta y Acromyrmex, las cuales son importantes plagas en agricultura y silvicultura.

Para dar una solución a esta preocupación que afecta a pequeños y grandes productores por igual, el Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) del INTA Castelar desarrolló un hormiguero artificial donde los investigadores experimentaron una novedosa forma de combatirlas. Roberto Lecuona, director del Instituto, explicó la conducta de estos insectos: “las hormigas cortadoras extraen el material vegetal, el cual es trasladado a sus nidos donde tienen un ambiente favorable en su interior para el desarrollo de un hongo que ellas cultivan y del cual se alimentan. Estos nidos tienen cámaras y túneles con salidas al exterior y son muy activos por la cantidad de hormigas presentes, las cuales cumplen funciones específicas, como una gran sociedad”.

La actividad del hombre y la intensificación de la producción han interferido en el equilibrio del ambiente, ocasionando que las hormigas se transformen en plagas de importancia económica en distintos cultivos, entre ellos los forestales. “En general, el control se realiza utilizando cebos con insecticidas químicos pero es importante que cualquier medida de control que se adopte esté inserta dentro de una estrategia de Manejo Integrado de Plagas y del Cultivo para abordar este problemas de manera amplia y analizando las distintas tácticas de control para lograr disminuir los daños con el menor perjuicio al ambiente”, continuó Lecuona.

Para ello, en el IMYZA se trabajó en la selección de las mejores cepas de hongos benéficos para poder así generar un micoplaguicida formulado como cebo atractante. De esta manera se estaría sustituyendo la dependencia de los hormiguicidas químicos usando un bioinsumo más seguro para el ambiente.

Una de las especies fúngicas benéficas que se están estudiando son los hongos entomopatógenos que contaminan el tegumento de las hormigas y les provocan la muerte. Los hongos entomopatógenos son un grupo de microorganismos benéficos que tienen la particularidad de parasitar a diferentes tipos de artrópodos –insectos y ácaros– y de encontrarse en los hábitats más variados. Estos pueden ser producidos y formulados como micoinsecticidas para ser empleados como cebos o en aplicaciones líquidas. También están siendo analizados otros microorganismos benéficos para atacar la problemática de las hormigas de manera integrada.

A fin de seleccionar las mejores cepas de hongos –de las especies Beauveriabassiana y Metarhiziumanisopliae– para el manejo de la plaga, se estableció la cría artificial de los dos géneros hormigas cortadoras más importantes en un hormiguero artificial para hacer ensayos en laboratorio y, luego en el campo

“La idea es formular estos micoplaguicidas como cebos para que las hormigas lo ingresen a sus nidos y allí lograr un mayor contacto entre los individuos de la colonia y provocar que ellas se enfermen y mueran”, adelantó el técnico. Una vez que se tengan estos cebos atractantes se espera que puedan ser empleados en distintos cultivos. El IMYZA recién está haciendo los primeros ensayos en condiciones de campo ya que faltan ajustar varios parámetros y elegir las mejores cepas fúngicas. “Es una estrategia sustentable que preserva la salud humana y la seguridad ambiental, al tiempo que habilita la certificación de empresas forestales a través de organizaciones internacionales para promover un manejo forestal responsable”, agregó.

Como aún está en fase experimental, todavía no hay productos a la venta, pero se espera que cuando se terminen todos los estudios y se registre el micoplaguicida en el SENASA, podría estar disponible al público o productores.

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