La actividad de las inmobiliarias rurales va al ritmo del humor del inversor, que no puede sustraerse del contexto país. No se ve luz al final del túnel y muchos prefieren esperar tiempos mejores, sobre todo los extranjeros.
Lo que parecía ser un comienzo de mes auspicioso, se trastocó con el avance de la pandemia, hasta reportarse una virtual paralización de la actividad de venta de campos.