Comienza una nueva campaña y ya sea que se elija sembrar trigo o cebada hay que planificar teniendo en cuenta en qué condiciones ingresarán los cultivos a la producción.
A causa de las condiciones imperantes de humedad, donde en muchas zonas se han superado los promedios históricos mensuales, se está cosechando la gruesa sobre terrenos muy embarrados, generando tránsito sobre terrenos de baja sustentación produciéndose huellados profundos.
En la búsqueda de emparejar el terreno para la futura siembra, se planifican labores, pero estas producen una serie de desventajas con las siguientes consecuencias:
-Pérdida de cobertura;
-pérdida de materia orgánica del horizonte arable y
-pérdida de la estructura.
Disminuye la capacidad de infiltración del agua y aumenta el riesgo de pérdida del recurso por procesos erosivos.
En este escenario ¿qué se puede hacer?
Idealmente se deberían implantar cultivos con sistemas radicales profusos –trigo- que, a medida que las raíces crecen y avanzan, por generación de poros y conductos, logren reestructurar las condiciones naturales de los suelos. Es importante la rotación de cultivos por las diferentes estructuras radiculares.
En casos en los que no queda otra opción, se deben realizar labores, ya que las huellas son muy profundas, ¿Cuáles?
Primeramente, tener especial cuidado durante la cosecha para no generar huellado o hacerlo lo menos posible. Para ello tener en cuenta los Tips para cosechar en lotes embarrados.
Luego, ¿Qué hacer cuando quedan huellas luego de la cosecha?
El Ing. Agr. Ezequiel Pezzoni aconseja: “Frente a la situación de tener ya las marcas en el campo se pueden recomendar dos alternativas de labor”:
Rastra de casquetes doble acción a poca profundidad. Lo ideal será profundizar la rastra 1 ó 2 cm más que la profundidad de las marcas de modo de asegurar el borrado de las mismas. La forma de trabajo “debe ser al sesgo, es decir en ángulo respecto de la circulación de la cosechadora ya que el ancho de la rastra será seguramente mayor que el ancho de la huella y no trabajaría eficientemente en caso de circular paralelo”.
En casos más complicados “y de ser muy necesario”, puede utilizarse una máquina de labranza vertical como el vibrocultivador, “prácticamente no invierte la capa de suelo trabajada como sí lo hacen los casquetes”. Respecto a la profundidad de labor corresponden los mismos comentarios que en el caso anterior. Además se recomienda “acoplar detrás, si no los tiene incorporado, rolos para afirmar la superficie del suelo que será luego la cama de siembra”.
Laura Rocío Echave
