Invernada

Plan de suplementación

Una vez instrumentada la cadena forrajera y su utilización eficiente mediante una adecuada carga, la suplementación surge como nexo para aumentar la eficacia en el uso y manejo de los recursos nutricionales.

Se define a la suplementación como el agregado de un (o unos) nutriente (o nutrientes) que falta (o faltan), ya sea en cantidad o en calidad en la dieta base.

Cuando en los planteos de invernada no se suplementa a los animales, se observa que el  crecimiento de los mismos copia las características de la oferta forrajera en cantidad y calidad.

En estos esquemas, por lo general, se advierte: un muy pobre crecimiento de los terneros en sus primeros meses después del ingreso al establecimiento invernador, la subutilización del abundante pasto de primavera - verano y el exceso de carga en invierno para la oferta de pastura existente, todo lo cual produce una baja eficiencia de stock y poca flexibilidad del sistema.

¿Para qué suplementar?

Mediante la suplementación se pretende obtener uno o varios de los siguientes efectos inmediatos:

  1. Incrementar la carga animal. Aumentando la capacidad de carga en los períodos de escaso crecimiento del forraje es posible utilizar eficientemente los picos de producción forrajera subsiguientes. Es el caso de la suplementación en invierno para llegar con alta carga a la primavera.
  2. Aumentar la ganancia de peso. La utilización del forraje se torna más eficiente al suplementar para cubrir los requerimientos del animal en forma completa, balanceando las proporciones entre los diferentes nutrientes. En estas condiciones se obtendrá un incremento en la ganancia de peso de los animales. Es importante tener en cuenta que el suplemento debe ser de mejor calidad que el forraje básico, en caso contrario, no se logrará una mayor ganancia diaria.
  3. Intensificar el ritmo de engorde. Cuando los vacunos obtienen de la pastura una cantidad reducida de nutrientes (forraje poco apetecible, de baja digestibilidad, escaso volumen o tiempo de pastoreo restringido) y no habiendo completado su capacidad de ingestión, al proveerles cantidades relativamente pequeñas de un suplemento, los nutrientes que éste suministra se agregan a los provistos por la pastura, mejorando la performance productiva por el efecto de adición.
  4. Mejorar la eficiencia de utilización del alimento base. Cuando, por ejemplo, se emplea un concentrado proteico que eleva el porcentaje de proteína de la dieta basada en el pastoreo de un forraje deficitario en ella (gramíneas subtropicales diferidas en invierno).
  5. Prevenir enfermedades nutricionales. Se suplementa para prevenir enfermedades nutricionales o para corregir carencias. Por ejemplo, diarreas (comunes de observar en forrajes “aguachentos”) o deficiencias minerales (especialmente de calcio y fósforo).
  6. Darle valor agregado al cereal al transformarlo en carne. En algunos casos el principal objetivo de los sistemas de engorde intensivo es valorizar el cereal de producción propia, debido a que se eliminan los gastos de secada, de transporte (sobre todo en zonas alejadas de los puertos o centros de acopio), retenciones y demás gastos de comercialización.
  7. Lograr un buen grado de terminación. Una terminación intensiva a base de concentrados permite un rápido engrasamiento de los animales, una mejor calidad de res y un mejor rinde al gancho.
  8. Cambiar de categoría a los animales. Intensificar el ritmo de engorde en algunas categorías permite transformarlas rápidamente en categorías de mayor valor comercial. Por ejemplo, pasar las vacas conserva a gordas o terminar novillos livianos antes de que pasen a novillos pesados.
  9. Compensar el efecto depresivo de determinadas prácticas sobre la producción animal. Como son los encierres nocturnos en invierno.
  10. Evitar situaciones de sobrepastoreo. Por ejemplo, demorando la velocidad de rotación en un pastoreo rotativo.

¿Cuál es el efecto en el rodeo?

La suplementación del pastoreo puede modificar la ingestión total de nutrientes, la cantidad de forraje que el animal obtiene de la pastura, y también la receptividad de la misma, mediante los siguientes efectos:

  1. Sustitución de nutrientes. Se observa en pastoreos abundantes y de alto valor nutritivo (verdeos de invierno sazonados o pasturas en primavera), donde el vacuno puede obtener la cantidad de nutrientes necesarios para lograr la máxima producción individual. Si se le suministra grano se produce un menor consumo de la pastura por el grano pero sin modificar el aumento diario, que ya era máximo antes de darlo. En la sustitución, el nivel nutricional permanece igual y aumenta la capacidad de carga del pastoreo.

La suplementación impone, generalmente, cierto nivel de sustitución o sea que el consumo de suplemento reduce el consumo de pasto. Frecuentemente este efecto sustitutivo es esperado ya que, manteniendo buenas ganancias individuales, se prolonga la duración del pasto y mejora la composición nutritiva de la dieta, reduciendo la incidencia de trastornos metabólicos. Cuando el potencial de engorde es alto (aprox. 0,900 a 1,200 kg/d de aumento de peso), por ejemplo sobre verdeos sazonados, puede no encontrarse una mejora en aumento de peso cuando se suplementa. El efecto de la suplementación es netamente sustitutivo. En ese caso, la suplementación se justifica por la posibilidad de incrementar la carga animal sobre el verdeo, la mayor disponibilidad del recurso forrajero para otras categorías y un efecto indirecto de mejor aprovechamiento (mayor eficiencia de cosecha).

Aunque en la mayoría de los planteos de suplementación se pretende alcanzar un nivel alto de engorde diario, no necesariamente es siempre el caso. La suplementación en un porcentaje inferior al 0,75% del peso vivo resulta en mejoras poco importantes del aumento de peso o de la eficiencia de conversión de dieta a carne, pero permite incrementar la carga animal y balancear la oferta del verdeo o pastura. A niveles de suplementación por debajo del 0,5% del peso vivo del animal, el efecto sustitutivo es poco importante y podría no afectar el consumo de forraje.

  1. Adición de nutrientes. Ocurre cuando los vacunos obtienen de la pastura una cantidad reducida de nutrientes, limitada por: baja digestibilidad, baja oferta forrajera, o reducido tiempo de pastoreo. No habiendo completado su capacidad de ingestión, si se le suministra una pequeña cantidad de suplemento, los nutrientes de éste se suman a los provistos por el forraje. En este caso la adición de nutrientes permite incrementar las ganancias de peso individual, sin modificar la capacidad de carga de la pastura. Por ejemplo, la restricción en la oferta forrajera en los verdeos invernales, ya sea por pastoreo horario o por disponibilidad, ocasiona que la suplementación con grano produzca un efecto aditivo en la respuesta animal, al aumentar la ganancia de peso.

El efecto de adición permite mejorar el ritmo de engorde de categorías que, de otra manera, por falta de disponibilidad de forraje, irían a una restricción nutricional.  

El alimento combinado, suplementos + forraje, debe ser de alta digestibilidad para permitir la expresión de la mejor conversión de alimento a aumento de peso. La respuesta en mejora de la eficiencia de conversión de la dieta diaria total (suplemento + pasto) se manifiesta en niveles de suplementación que superan al 0,75% del peso vivo del animal. Frecuentemente se obtienen los mejores efectos aditivos en aumento de peso cuando el nivel del suplemento ofrecido diariamente (expresado en base seca) se ubica entre el 1,0 y el 1,5% del peso vivo del vacuno. Este nivel de suplemento reemplaza hasta el 50% de la dieta (base seca), debiendo el remanente ser aportado por el pasto. La suplementación en este nivel no debería interrumpirse hasta la venta de los bovinos terminados. 

  1. Adición y sustitución. Es la combinación de los dos efectos anteriores, en la cual hay una mejora en la provisión de nutrientes, con una disminución no proporcional en el consumo de la pastura. Esto, que ocasiona aumentos de la ganancia de peso individual y la posibilidad de incrementar la carga animal, es el aspecto más frecuente observado en una diversidad de condiciones, en las que hay alguna restricción por parte de las pasturas que es compensada por el suplemento. Su magnitud se modifica en función de la disponibilidad forrajera y del nivel de suplementación (ver cuadro).

Efecto de la suplementación con granos sobre el aumento de peso y la receptividad de la pastura.

Características de la pastura

Efecto

Ganancia diaria

Receptividad

Prod/ha

Deficiencias en calidad o disponibilidad

Adición

Aumenta

No cambia

Aumenta

Buena calidad y disponibilidad

Sustitución

No cambia

Aumenta

Aumenta

Calidad y disponibilidad intermedias

Adición+ Sustitución

Aumenta

Aumenta

Aumenta

Fuente: Latimori, N. y Kloster, A., 1997.

  1. Adición con estímulo. Se presenta cuando se suplementa un recurso de bajo valor nutritivo (por ejemplo: un rastrojo) con un suplemento que proporciona proteína y energía (urea + melaza). De esa manera se estimula un mayor consumo de forraje. La adición con estímulo eleva el nivel nutricional y mantiene o disminuye la carga del pastoreo.
  2. Sustitución con depresión. Ocurre cuando el suplemento es de menor valor nutritivo que la pastura (por ejemplo, cuando se suplementa un verdeo escaso con rollos de mala calidad). El efecto de la sustitución con depresión baja el nivel nutricional y aumenta la capacidad de carga del pastoreo.

 En la práctica, al suplementar se obtienen simultáneamente varios de los efectos mencionados.

¿Qué hay que considerar para suplementar?

Los factores básicos a considerar son: los requerimientos de los animales, las características nutricionales de la dieta base y la relación insumo/producto económicamente viable.

Los requerimientos de los vacunos varían según la edad de los mismos. Por ejemplo, los requerimientos proteicos de un ternero de destete son superiores a los de un novillo en terminación. A su vez a igual edad, las necesidades varían según el nivel productivo. Por ejemplo, un novillo de mayor frame (mayor tamaño y peso a igual edad) tendrá mayores demandas que un novillo de menor frame de igual edad pero menor producción potencial. En consecuencia, ante la misma dieta base consumida, las estrategias de suplementación variarán según las características de los animales en cuestión.

Por ejemplo, la suplementación de animales en la etapa de terminación (350 kg a más pesados) se realiza frecuentemente para acelerar el engorde y reducir el período de mayor costo energético. Los últimos 100 a 150 kg del engorde de novillos constituyen el período de menor eficiencia de conversión potencial por la alta proporción de tejido graso en la composición del engorde y el elevado gasto en mantenimiento de la masa (peso) corporal del animal. Por el contrario, los animales jóvenes son más eficientes en conversión por el menor costo energético de mantenimiento (menor masa corporal) y por presentar una menor proporción de tejido graso en el aumento de peso diario. Sobre dietas de buena calidad y sin restricciones al consumo, los terneros duplican en eficiencia de conversión a los novillos. Por otro lado, los animales jóvenes son más exigentes en la calidad de la dieta. Dietas aptas para aumentos de peso superiores a 1 kg diario en novillos grandes pueden ser deficientes en proteína y en minerales en la alimentación de terneros o vaquillonas.

El segundo aspecto a considerar son las características nutricionales de la dieta base. Por ejemplo, una pastura anual o perenne presenta una relación proteína bruta:carbohidratos solubles, mayor en el otoño que en la primavera. Por lo tanto, la estrategia de suplementación de esa pastura será diferente según la época del año en que se aplique.

En el otoño habrá que dar mayor energía para equilibrar la dieta porque las pasturas de alta calidad (por ejemplo, verdeos de invierno) exceden generalmente los requerimientos nitrogenados del rumen. A partir del mismo, se genera amoníaco que es utilizado por las bacterias ruminales para la síntesis de proteína bacteriana. Sin embargo, si la disponibilidad de energía es limitante, el amoníaco es utilizado parcialmente y el resto absorbido por la pared del rumen y posteriormente transformado en urea que se elimina vía orina. Aunque existe reciclaje de urea hacia el rumen, se pierden cantidades importantes de nitrógeno por esa vía. La suplementación con alimentos energéticos mejora el aprovechamiento de nitrógeno excedente ofrecido por el verdeo o pastura y permite además reducir la toxicidad subclínica por amoníaco a la que se exponen los rumiantes que pastorean pasturas de muy alta calidad, particularmente en otoño.

Una vez que se establecen los requerimientos de los animales y las características de la dieta base, se está en condiciones de elegir el suplemento a utilizar.

Los requerimientos animales pueden obtenerse en distintas tablas. El aporte nutritivo de las dietas bases y de los suplementos a emplear puede obtenerse como valor orientativo de tablas o con más precisión por análisis de laboratorio.

El tercer aspecto a analizar es la relación insumo/producto. En algunas oportunidades, la relación insumo/producto - para determinadas categorías puntuales - no es económicamente positiva, pero puede ser ventajosa para la empresa en su totalidad por el efecto que genera en otras categorías. Por ejemplo, ante situaciones de escasez de pasto se suplementa a una categoría para que, al disminuir su superficie de pastoreo, se liberen hectáreas para otra categoría o porque permite terminar alguna categoría con altos requerimientos nutricionales antes del invierno.

Rutina de suplementación

La estabilidad es un factor de vital importancia en la suplementación de vacunos en pastoreo, y para alcanzarla deben respetarse los tiempos de la alimentación. Todo cambio en la rutina de suplementación debe hacerse progresivamente.

Los bovinos tienen gran capacidad de adaptación a dietas de alta concentración energética. Sin embargo, el éxito de la suplementación depende del acostumbramiento progresivo del rumen a las mismas. Es conveniente empezar con cantidades bajas de suplemento por animal y por día, aumentando hasta alcanzar el nivel planeado. Por ejemplo, si el objetivo es suplementar con 4,5 kg/cabeza/día, hay que empezar con 500 g/cabeza durante 2 días, continuar con 1 kg/cabeza durante 3 días e incrementar 1 kg cada 3 días hasta alcanzar el nivel de 4,5 kg/cabeza/día.

La elección del nivel se expresa en proporción o porcentaje del peso vivo del animal. Seleccionado de esta manera, la cantidad es variable y acompaña al aumento de peso del animal. De lo contrario, una cantidad fija implicará proporciones decrecientes en la medida en que el animal crece. La elección del nivel de suplementación deberá realizarse en proporción al consumo total esperable de alimentos (suplemento + pasto) en base seca. Aunque la estimación del consumo animal es compleja, una referencia de base la provee el 3% del peso vivo (sobre base seca y por día). Se asume que los novillos en invernada sobre pasturas de buena calidad y con suplemento concentrado estarían dispuestos a comer una cantidad de alimento diario (en base seca) equivalente al 3% de su peso. Las experiencias indican que para terneros, vaquillonas o novillitos en aumento compensatorio tienen que suministrarse valores algo superiores (3,2 a 3,4% del peso vivo) y para novillos pesados en terminación valores algo inferiores (2,8 a 3%). Esta referencia permite estimar la proporción de la dieta diaria que se asignará al suplemento. Así, si se suplementa con maíz molido a razón de 1,2% del peso vivo a vaquillonas de 250 kg implica que estarán recibiendo 3 kg (base seca) de maíz por día. Si el consumo diario total esperado fuera del 3,2% del peso, la suplementación representaría el 37,5% de dicho consumo.

El consumo tiene que ser estable y homogéneo en el lote. Los lotes parejos en tamaño tienden a tener consumos similares y menor incidencia de empachos. Algunas herramientas pueden ser utilizadas para intentar homogeneizar el ritmo de consumo: sal entrefina o gruesa, saborizantes, heno picado o humedecimiento de los granos.

El agregado de sal (del 0,5 al 3%) al suplemento ayuda a reducir la velocidad de consumo, el sobreconsumo de suplemento, o por el contrario, para estimularlo ante situaciones que por diversos motivos, los vacunos no lo comen en la medida esperada.

Los saborizantes son aditivos empleados para normalizar o mejorar el sabor o el olor de los alimentos, facilitando así el consumo de los mismos. Los saborizantes y aromas proporcionan sabor y olor, normalizando a los alimentos integrados por distintos ingredientes, de manera que mantengan el sabor y el aroma aunque se modifique su composición. Con ello se busca que el consumo no sufra alteraciones. Empíricamente se ha podido determinar que las preferencias por distintos sabores difieren con la edad de los bovinos. En consecuencia, se necesitan sabores y aromas especiales para cada categoría.

Mezclas con heno picado. Todos los esfuerzos tendientes a aumentar el volumen del suplemento que se ofrece y controlar la velocidad consumo y de fermentación son positivos, especialmente si el tamaño de los lotes es grande o el espacio de comederos es limitante. Mezclando el grano o el suplemento con heno desmenuzado o picado grosero permite un mejor control de la suplementación, reduce la velocidad de consumo y disminuye los riesgos de sobreconsumo. El heno no debería, sin embargo, superar el 25% de la mezcla ya que su inclusión reduce la concentración de energía digestible ofrecida. Los granos enteros y fibrosos, como la avena, tienen efectos retardadores de la velocidad del consumo. Formando parte de la mezcla ofrecida, reducen la incidencia de empacho.

Es factible agregar agua al grano hasta un 25% de humedad sin afectar el consumo energético total. El grano debe absorber el agua y ofrecerse húmedo entero o aplastado. El silaje de grano húmedo es una opción con efectos similares en este sentido. El olor proveniente de los ácidos de la fermentación en el silaje ejerce efectos de depresión de la tasa de consumo aunque no afecta el consumo total de suplemento en los rangos de uso frecuente (0,5 a 1,5% del peso vivo).

La suplementación energética se debe realizar diariamente. El acostumbramiento se logra de manera lenta y progresiva pero se pierde rápido en dos o tres días, si por algún motivo se interrumpe la rutina de alimentación. Se debe reiniciar, siempre, con una cantidad igual o menor a la que se interrumpió. Nunca hay que compensar el alimento no entregado.

La hora de distribución dependerá del objetivo de la suplementación y de la interacción del pasto y el suplemento.

Si se busca no interferir con el pastoreo del animal, es conveniente suplementar cerca del mediodía o al atardecer. En invierno es conveniente suplementar en el encierre antes de largarlos al potrero, esperando que se levanten las heladas o si se hace encierre nocturno con rollos, se puede suplementar media ración a la tarde, en el momento del encierre y el resto en la mañana siguiente antes de largar al potrero. Este manejo genera efecto sustitución, pero en algunos planteos de invernada, el objetivo es "estirar el pasto" y complementar nutrientes sin perjudicar la ganancia de peso. En primavera, cuando existen casos de empaste es importante racionar a los vacunos antes que entren a la parcela. De esta manera no entrarán hambreados y disminuirá el riesgo.

El comportamiento de los animales puede variar en función de su tipo, edad y estado fisiológico.    Los animales adultos (vacas de cría, toros, novillos pesados) se acostumbran y adoptan mejor las rutinas que los animales jóvenes. Si el suplemento no es aceptado al comienzo, es necesario acercar los animales a los comederos y observar el consumo. Se puede comenzar cerca de la aguada y luego que se han acostumbrado al suplemento se pueden trasladar los comederos a otro sector para mejorar el pastoreo. Si es factible, es mejor ofrecer la cantidad diaria por mitades que de una sola vez.

Los cuidados respecto del momento, forma y cantidad de suplemento serán mayores a medida que aumentan el procesado del grano, la cantidad ofrecida diariamente y la irregularidad en el lote de animales.

Tiempos de la alimentación

  1. Tiempo del animal: es el tiempo que tarda un animal o un grupo de animales en acostumbrarse a una nueva rutina de alimentación (aguadas, comederos, saleros, corrales, jaulas de rollos, etcétera) para responder a todos los estímulos a los que está condicionado (hora de alimentación, ruido del tractor, etcétera). Llevará entre 7 y 15 días.
  2. Tiempo del rumen: es el tiempo que tardan los microorganismos del rumen en lograr su especificidad o capacidad para utilizar eficientemente uno o más nutrientes y/o alimentos simples o complejos. Este tiempo varía en función de los cambios de alimentación:
  3. De forraje a forraje: 14 días.
  4. De forraje a silo de maíz: 14 a 18 días. Para silo de sorgo, tomará 14 días si la calidad es baja, y cerca de 20 días si es de buena calidad.
  5. De forraje a grano de baja calidad: 18 a 21 días.
  6. De forraje a grano de alta calidad: 21 a 28 días.

Una vez transcurrido este tiempo (14 a 28 días), los microorganismos del rumen adquieren especificidad, de manera tal que a los 60 días ya se ha alcanzado la estabilidad del sistema.

Si el programa de alimentación sufre algún cambio o interrupción (48 horas o más), se debe volver a empezar. Intentar compensar lo perdido llevará a incrementar el bosteo, en primer término, y en casos extremos ocasionará trastornos metabólicos serios.

  1. Tiempo metabólico: es el tiempo que requiere el organismo para pasar del metabolismo actual a uno generado por una nueva situación. Tomará de 21 a 28 días.

 Analizando las definiciones de los tiempos de la alimentación aplicada, es posible extraer las siguientes conclusiones:

  1. Ningún programa de suplementación cuya duración sea menor de 45-60 días puede arrojar conclusiones válidas.
  2. Para manejar los tiempos mencionados, es fundamental tener presente que todos se encuentren superpuestos y que no son independientes entre si.
  3. Para planificar un planteo de suplementación hay que contar con un mínimo de 60 días. No se puede iniciar una suplementación con grano en animales que deberían salir, dentro del mes, a la venta.
  4. El tiempo para alcanzar la ración plena será en promedio de 30 días para granos y de 21 días para silajes.
  5. No se debe espaciar la oferta de grano por intervalos mayores a 24 - 32 horas entre comidas.
  6. No se debe retrasar el suministro por un tiempo superior a las 2 horas.
  7. No se puede compensar no haber cumplido con una comida, ofreciendo una cantidad mayor en la siguiente.

En el caso de interrumpir la suplementación de terneros o novillitos, que han sido alimentados con un nivel de suplemento superior al 1% del peso vivo, se debe planificar la continuidad en un forraje de alta calidad para no diluir la eficiencia ganada con un período de ritmo magro de engorde.

Oscar Ferrari

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