En los últimos años, además de los problemas meteorológicos y de comercialización, los agricultores pampeanos han debido enfrentar a otro de no poca incidencia: el avance de la paloma. El productor Horacio Allochis, de Embajador Martini, disertó en el reciente VI Congreso Argentino de Girasol para brindar los detalles inherentes a la experiencia que le toca vivir en su establecimiento. Además, en diálogo con este diario, describió la magnitud del fenómeno, que suele provocar daños de hasta el 50% de la cosecha de la oleaginosa.
A partir de 2000, la paloma torcaza ha emigrado desde los montes naturales, su lugar de origen, hacia el este pampeano, donde viene creciendo la agricultura, y se encontró con una oferta extraordinaria de granos.
“La población de la paloma aumenta, y está en toda la provincia”, dijo.
“Tenemos que aprender a convivir con ella. El productor debe aplicarla tecnología disponible para lograr buenos cultivos y atenuar los perjuicios”, admitió Allochis, quien produce girasol desde hace 35 años.
Al cabo de varias cosechas de soportar el avance de la paloma, se ha comprobado que logrando un cultivo con buenos capítulos, metidos dentro de la hoja, la paloma no se siente cómoda y come menos.
“Si la cosecha no supera los 15 quintales por hectárea, donde la paloma tiene espacio para volar dentro del lote, con capítulos chicos y poca hoja, el daño es mayor”, señaló. En cambio, con un rinde de 25 a 30 quintales, el daño se reduce.
Allochis agregó que el INTA cuenta con excelentes profesionales en La Pampa y ha colaborado eficientemente en la investigación. “Pero, por el momento, la única solución es lograr un buen cultivo”, sintetizó, además de subrayar que debe tenerse en cuenta el concepto ecologista.
Norman Fernández