Los productores agropecuarios aseguran haber dejado atrás uno de los años más difíciles en términos de rentabilidad y no ven, a su pesar, motivos para suponer que 2014 los sorprenda con un cambio drástico del panorama.
A juzgar por la tirantez que impera en la relación entre las entidades del sector agropecuario y el Gobierno nacional, pensar que ese giro radical se puede dar a corto plazo es volar alto con la imaginación.
Por lo pronto, a quienes cultivan las tierras de la región les queda el consuelo de pertenecer a la actividad que más divisas les aporta a Junín y las localidades, recursos que van directo al consumo y que por ende beneficia a las diversas ramas del comercio y la industria vernácula.
“El sesenta por ciento de las divisas que entraron y circularon por este distrito en 2013 fueron generadas en el campo”, afirmó Rafael Torello, presidente de la Sociedad Rural de esta ciudad.
El dirigente admitió que el dato no es sorpresivo si se atiende a la historia de la economía juninense y la influencia que ésta ha recibido de lo engendrado tierras adentro. Sin embargo, destacó el hecho de que el agro haya sostenido su primacía en un marco que a su criterio “fue y muy adverso”.
“El trigo directamente no se puede exportar, nos pasó Uruguay como vendedor de ese cereal, una cosa de locos. O sea, el sector está cada vez peor y la situación no tiene miras de cambiar a pesar de que cambien las caritas y los apellidos. No vemos la luz, no vemos que hay una propuesta del Gobierno por más que nosotros le hemos acercado muchas desde el año 2003, nunca nos oyeron y siguen sin escuchar, hacen lo que quieren ellos”, se quejó Torello.
Continuando con su derrotero de lamentos, sostuvo que “el productor no es tonto, ya quedó demostrado en 2013 que tomó la decisión de casi no hacer cosecha fina y eso repercute en todo, en el suelo, en las finanzas y las tarjetas bancarias relacionadas con el agro están al rojo vivo, derritiéndose”.
“De todas maneras, el campo sigue aportando el 60 por ciento de las divisas. El tema es que nosotros perdemos plata pero el Gobierno cobra el 35 por ciento de lo que se produce”, expresó, para luego calcular que los fondos concebidos por el agro “se habrán reducido en un diez por ciento”.
“Igual, el sector automotor no aporta nada, la manufactura ha caído y no hay otras actividades que manejen los niveles monetarios del agro”, señaló.
Margen cero
Por otro lado, Torello se adhirió a los dichos formulados por Gustavo Grobocopatel, quien días atrás había expresado que “ya casi no es rentable dedicarse a la agricultura por el aumento de los costos, los bajos rindes que generan las sequías, la presión impositiva y porque las retenciones no van contra las ganancias sino contra la facturación; de esa manera, el que pierde más, paga más”.
“Hay una combinación explosiva que nos lleva hacia el pasado. El conjunto de impuestos en el sector equivale al 80% de la utilidad y no puede haber inversión sin rentabilidad”, manifestó.