Estas cifras reflejan el menor uso de tecnología de fertilización y una menor reposición de nutrientes, con una gran incidencia de las secuencias "soja sobre soja" caracterizada por niveles de escasa fertilización.
Extracción
Fertilizar indicó que "esta situación aumenta el impacto sobre la extracción y acentúa, a su vez, el empobrecimiento de la capacidad productiva del suelo".
Así, en 2012, en un año en que lo climático tuvo un comportamiento cambiante y extremo en la mayoría de las zonas productivas, el menor uso de tecnología de fertilización mostró un marcado impacto en la producción agrícola a nivel agregado.
"En muchas regiones hemos podido verificar que las dosis de fertilizante aplicadas fueron menores que las óptimas y, por lo tanto, limitaron la expresión de altos rendimientos en los cultivos de maíz y soja", explicó Pablo Pussetto, presidente de Fertilizar.
Dijo que al analizar "la práctica de fertilización por cada cultivo, los extensivos explican cerca del 80% del consumo total de fertili-zantes durante toda la campaña". "Las gramíneas son los cultivos que más fertilizante utilizan en promedio y en los que la tecnología tiene mayor penetración. En el caso de cereales, el área fertilizada es superior al 80% del área sembrada. En cambio, en el caso de oleaginosas, el área es del 77% para el girasol y tan sólo del 62% para la soja", señaló la entidad.
Bajas dosis
A pesar de las bajas dosis utilizadas, la soja se ha convertido en uno de los cultivos que más fertilizante consumen en nuestro país; iguala en volumen al maíz, a partir de la extensa área sembrada.
"La gran incidencia de las secuencias soja sobre soja con estos niveles de escasa fertilización no permite la adecuada reposición de nutrientes", agregó María Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de Fertilizar.
En este esquema, es sabido que la rotación con gramíneas mejora el balance de carbono de los suelos y genera rastrojos estables que lo protegen.