Equinos

A caballo regalado...

La nutrición de los equinos es un tema muy importante a la hora de la planificación productiva. Hay que tener en cuenta factores de la propia especie como del establecimiento.

En todo planteo nutricional, no podemos olvidarnos de las características fisiológicas de los equinos, las cuales comprenden: una masticación lenta y cuidadosa de los alimentos, un estómago de pequeña capacidad que tiene que vaciarse varias veces al día, un intestino delgado donde se realiza la digestión enzimática, y un intestino grueso, asiento del ataque microbiano y fermentativo de los alimentos. Estas particularidades anatómicas y fisiológicas de su aparato digestivo, lo predisponen frecuentemente a problemas de tránsito alimenticio y alteraciones como: cólicos, diarreas, indigestiones, infosuras, etc. 

La mayoría de los caballos que no se encuentran abocados a la realización de una actividad productiva, como las siguientes: reproducción, gestación, lactación, crecimiento, engorde, trabajo y deporte, requieren solamente una dieta de mantenimiento. Esta es la condición en la que el animal mediante el alimento ingerido no gana ni pierde peso, pero además le permite mantener el metabolismo corporal básico, la renovación de células y tejidos de su cuerpo y la temperatura corporal, estas necesidades básicas pueden ser satisfechas mediante un potrero con una buena pastura. 

Esta dependerá de la zona, de la época del año y del ciclo de producción de las mismas, generalmente las pasturas naturales son bien utilizadas por los equinos, y cuando son de buena calidad aportan una importante cantidad de proteínas. 

En el caso de animales en crecimiento, yeguas gestantes o lactantes, o en aquellos caballos que efectúan un trabajo intenso o sometidos a una actividad deportiva, por su actividad tienen mayores necesidades nutritivas, por lo tanto estos animales requieren la incorporación a la dieta de una o varias sustancias que le permitan complementar la alimentación que en ese momento no satisface sus exigencias. Por lo tanto, se les debe añadir a la alimentación básica (pastura o heno) otro elemento llamado concentrado o suplemento con la finalidad de transformar esa nutrición imperfecta en algo íntegro y equilibrado de acuerdo a sus requerimientos, permitiendo de esa manera alcanzar un mejor beneficio fisiológico de su potencial. 

Las necesidades nutricionales, en calidad y cantidad, están expresadas mediante la administración de un conjunto de elementos básicos y primordiales en la alimentación de los caballos, los cuales son: agua, energía, fibra, proteínas, minerales y vitaminas. 

La fibra (celulosa) aportada por la pastura o el heno, genera un menor nivel de energía, pero es indispensable administrarla en una proporción adecuada para asegurarle un normal tránsito de los intestinos. La digestibilidad de un determinado alimento es inversamente proporcional a la cantidad de celulosa. 

Los alimentos disponibles para los caballos, los podemos dividir en 2 tipos: 

- Forrajes: heno (fardo. pellets, suelto, etc.), pasturas y silos.

- Concentrados o suplementos.

El heno o el fardo, contiene una concentración de energía mas baja que los granos. Las hojas contienen las dos terceras partes de la energía, las tres cuartas partes de las proteínas y la mayoría de los nutrientes. Desde el punto de vista alimenticio el heno suministrado debe poseer para ser bien aprovechado: tallos finos, abundancia de hojas adheridas, buena calidad y momento óptimo de cosecha y debe estar libre de hongos.

El heno de leguminosas, como alfalfa y trébol, contiene mayor energía digestible, proteínas, vitaminas y calcio en comparación con el heno de gramíneas.

El heno en pellets posee ciertas ventajas y desventajas con respecto al fardo. Entre las ventajas puede mencionarse, la menor pérdida de hojas.

El silo, para utilizarlo en el caballo requiere: óptimo estado de conservación, ser de excelente calidad, estar libre de hongos y debe efectuarse un empleo racional del mismo.

Los concentrados o suplementos son divididos en:

1) Energéticos: a) Granos: avena, maíz, cebada, trigo, lino, etc. y b) Grasas: aceite mineral (maíz, soja o girasol), grasa animal.

2) Voluminosos: Afrechos (trigo o maíz).

3) Alimentos Proteicos: a) Harinas: soja, girasol, etc., b) Harina de carne, c) Harina de pescado, y d) Subproductos lácteos.  

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