En mayo pasado la carga tributaria pasó del 70% al 80% del precio de venta de los cigarrillos y, según alertaron los productores, el consumo bajó drásticamente en lo que va del año, al tiempo que el sector debe competir con mercadería de contrabando proveniente de Paraguay y de Brasil. "La situación es muy clara: si continúa bajando la rentabilidad la actividad desaparece.
En Misiones hay 14.500 productores tabacaleros que en su gran mayoría son pequeños agricultores que utilizan esta actividad para sobrevivir y no cuentan con capital para realizar una reconversión productiva. En la medida que sigan aplicando más impuestos a los cigarrillos, las industrias bajan sus niveles de producción porque cae el consumo interno y así corre peligro la producción primaria", detalló el ministro del Agro de Misiones, José Luis Garay.
En este contexto, a fin de año vence el decreto que fijó en un 7% el llamado Impuesto Adicional de Emergencia, uno de los cinco impuestos que gravan la venta del producto, con la posibilidad de que esa alícuota suba al 21%. Al respecto, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, indicó que el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, se comprometió a tener una reunión con los representantes de las provincias tabacaleras en no más de diez días "para buscar una solución en el transcurso de diciembre a través del decreto respectivo".
Por su parte el titular de la Cámara del Tabaco de Jujuy, Pedro Pascuttini, expresó la fuerte preocupación del sector por la suba del 600% en las tarifas de gas. A su turno, desde la Asociación de Plantadores de Tabaco de Misiones, Ricardo Saraceni aseguró que las demoras en el giro del Fondo Especial el Tabaco a las provincias "provocan el desfinanciamiento" del sector y se hace "insostenible el normal funcionamiento de la economía de muchos pequeños productores". En la Argentina el sector tabacalero genera exportaciones anuales por alrededor de u$s393 millones y emplean en forma directa e indirecta a 600.000 personas.
A su vez 20.000 productores están dedicados al cultivo. Con las diversas normas y regulaciones anti tabaco la actividad fue perdiendo terreno pero ahora afronta una dura realidad de la mano de una fuerte presión impositiva, fiscal e incremento de costos.
