Las ráfagas de viento alcanzaron los 140 kilómetros. Provocaron voladura de techos y caída de árboles. La ciudad estaba sin luz en las primeras horas de la mañana.
Es la mayor catástrofe forestal de la historia del país vecino. Se quemaron casi 290.000 hectáreas en siete regiones, incluido todo el pueblo de Santa Olga.