La decisión del Banco Central de la República Argentina (BCRA) de ampliar los plazos para la liquidación de divisas provenientes de exportaciones ha sido recibida con optimismo por el sector agroindustrial. La medida, oficializada mediante la comunicación A8137, responde a una demanda histórica de los exportadores y busca aliviar la presión operativa sobre los grandes jugadores del comercio exterior.
Desde la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), calificaron la flexibilización como "una señal positiva". Según sus voceros, este ajuste "permite avanzar hacia un esquema de reglas estables, fundamental para consolidar nuestras exportaciones y fortalecer la competitividad del sector".
Un impulso clave en plena campaña agrícola
La medida coincide con una etapa crucial para el agro argentino. La cosecha de trigo avanza sobre el 38,7% del área apta, con un rendimiento promedio de 21,2 quintales por hectárea, lo que mantiene la proyección de producción en 18,6 millones de toneladas. Por su parte, la cosecha de cebada alcanza el 4,7%, con un rinde medio de 37,5 quintales por hectárea, consolidándose como uno de los cultivos estratégicos del ciclo agrícola 2024.
En un contexto de desafíos climáticos, donde las lluvias han beneficiado a la mayoría de los cultivos pero generaron excesos hídricos en algunas regiones, la flexibilización cambiaria aporta previsibilidad a los productores y exportadores que enfrentan complejidades logísticas y de mercado.
Detalles de la medida
Hasta ahora, los exportadores de bienes, incluyendo cultivos clave como soja, maíz y trigo, contaban con plazos de entre 15 y 180 días corridos para ingresar las divisas según la posición arancelaria. Con esta nueva normativa, los plazos más restrictivos, como el de 15 días, se extienden a 30 días corridos. Adicionalmente, el período de liquidación tras el cobro de exportaciones pasa de 5 a 20 días hábiles, lo que otorga mayor flexibilidad operativa al sector.
Perspectivas hacia adelante
Mientras la cosecha avanza con perspectivas alentadoras, los exportadores esperan que este tipo de medidas se traduzcan en una política cambiaria más estable y predecible. La integración de herramientas que faciliten el comercio exterior y potencien la competitividad del agro es vista como esencial para sostener el crecimiento de un sector que sigue siendo el principal motor de divisas para el país.
En simultáneo, el impacto de esta flexibilización en la producción y comercialización de cultivos será monitoreado de cerca, dado que el agro argentino continúa enfrentando desafíos como la caída de precios internacionales y la necesidad de modernizar su infraestructura logística y tecnológica.