Brasil comienza a sufrir en carne y hueso los efectos del mal manejo de la pandemia. Además de China, Rusia y Arabia Saudita también han señalado al Ministerio de Agricultura que suspenderán las importaciones de refrigeradores cuando se hayan encontrado casos de Covid-19 entre los funcionarios. Los propios chinos, que anunciaron la cancelación de las órdenes de cinco unidades de matanza, ya informaron a las autoridades brasileñas que ampliarán este índice.
En total, al principio, diez mataderos en Mato Grosso, Goiás y Rio Grande do Sul deberían verse afectados por el creciente boicot internacional de carne de res y cerdo en Brasil. El temor en el Ministerio de Agricultura y entre los grandes grupos del sector es que esta ola se extienda a otros mercados. Países como Hong Kong y Egipto ya han solicitado información sobre las condiciones sanitarias de los mataderos brasileños. Se espera que sea solo una "gripezinha" para la balanza comercial.
En el Ministerio de Agricultura, la percepción es que los grandes importadores mundiales están aprovechando la pandemia para limitar a los productores brasileños y presionar los precios. Incluso podría ser. Pero el hecho es que, a los ojos internacionales, los mataderos del país ya se han convertido en una especie de epicentro dentro del epicentro de la contaminación. El caso más grave es el de Rio Grande do Sul.
Las autoridades sanitarias consideran a la industria del sacrificio de carne como uno de los principales propagadores de la enfermedad en el estado. Hay más de cuatro mil casos entre los empleados del sector. De los 30 municipios en Rio Grande do Sul con más registros de Covid-19, 28 de ellos albergan mataderos o ciudades dormitorio para trabajadores del segmento.
Fuente: BrasilAgro