Comercio Exterior

China responde con más aranceles y escala la guerra comercial con EE.UU.

Aplicará impuestos por US$ 60.000 millones. Es en réplica a los 200.000 millones que Trump anunció el lunes.

19 Sep 2018

 La guerra comercial entre China y Estados Unidos escaló aún más ayer cuando Beijing anunció que aumentará los aranceles a bienes estadounidenses por un valor de 60.000 millones de dólares, incluyendo café, miel y sustancias químicas industriales.

Los aranceles adicionales serán del 5 al 10%. La medida entrará en vigor el 24 de septiembre, el mismo día en que comienzan a regir los aranceles decretados por el presidente Donald Trump el lunes último.

El anuncio chino ocurrió luego de que Trump anunciara impuestos sobre importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares a partir de la próxima semana. Los aranceles comenzarán en 10% y luego subirán a 25% el 1° de enero. Con esa decisión, ahora la mitad de todos los bienes importados por Estados Unidos desde China son objeto de aranceles.

Ayer, al comentar la escalada, el Ministerio de Finanzas de China dijo que el aumento de aranceles de Beijing es para frenar la "fricción comercial" y el "unilateralismo y proteccionismo de Estados Unidos". No se dijo nada sobre si Beijing se retiraría de las negociaciones comerciales a las que, según dijo, la había invitado Estados Unidos.
Los dos gobiernos ya habían decretado aranceles del 25% sobre 50.000 millones de dólares en bienes mutuos, que se aplicaron en dos fases (una inicial a bienes de 34.000 millones y una segunda a productos por valor de 16.000). Trump amenazó el lunes con agregar otros productos chinos por valor de 267.000 millones de dólares a la lista de bienes sancionables si Beijing anunciaba medidas en represalia, que comunicó ayer.

China vende a Estados Unidos por US$ 505.000 millones y le compra por unos 130.000 millones. El año pasado, el déficit comercial de Estados Unidos con China ascendió a 375.000 millones de dólares.

La guerra arancelaria genera a China un dilema, pues su batería comer cial no le alcanza para equiparar el enorme poder de las sanciones lanzadas por la Casa Blanca. Su réplica de ayer es por US$ 60.000 millones sobre unos 5.200 productos importados de EE.UU. El problema es que Beijing importa casi cuatro veces menos productos estadounidenses de los que exporta hacia Washington.

En esas condiciones, resulta complicado responder ojo por ojo a las sanciones de Trump. Ambos países ya aplicaban aranceles mutuos por US$ 50.000 millones. Pero la Casa Blanca subió la apuesta el lunes hasta 200.000 millones.
Ayer, la Cámara de Comercio de EE.UU. en China advirtió que Washington está subestimando la determinación del gigante asiático para defenderse.
"Al parecer ahora sí se concretará el declive espiral que advertimos", dijo el presidente del cuerpo, William Zarit, en un comunicado.
El meollo de la guerra comercial son las quejas estadounidenses de que China planea quitarle el dominio tecnológico a Estados Unidos. Esos planes incluyen la iniciativa "Hecho en China 2025", que pide crear poderosas entidades de ese país para competir en robótica y otros campos y convertir a China en el líder tecnológica del planeta. Estados Unidos dice que los planes están basados en tecnología robada que violan las promesas que China ha hecho para abrir sus mercados y podrían socavar el liderazgo industrial estadounidense.
Sin embargo, analistas y expertos que siguen el tema dudan de los argumentos de Trump y afirman que los castigos de Washington forman parte de una estrategia para torpedear el inexorable avance chino y demorarlo todo lo que se pueda.
Empresas estadounidenses y socios comerciales como la Unión Europea y Japón tienen quejas presentadas hace mucho contra barreras de mercado y políticas industriales chinas.
Pero ellos objetan las tácticas de Trump y advierten que la disputa podría desacelerar el crecimiento económico mundial y socavar las regulaciones internacionales de comercio.
Ayer, tras conocerse la réplica china, Trump acusó al país asiático de tratar de influir en las elecciones. Es un dardo al menos sorprendente porque quienes conocen las denuncias sobre infiltraciones en la política de Washington admiten que el verdadero peligro en ese sentido está en el Kremlin y no en Beijing.
"China ha afirmado de manera abierta que está tratando activamente de impactar y cambiar nuestra elección atacando a nuestros granjeros, rancheros y trabajadores industriales por su lealtad a mi", dijo Trump en Twitter. Las legislativas estadounidenses se realizarán el 6 de noviembre.
Actualmente, los republicanos controlan ambas Cámaras, pero las encuestas señalan que el partido del presidente podría perder al menos el control en una de ellas. Se trata de la primera vez en la que explícitamente Trump apunta a China por diseñar sus aranceles de manera que afecten a productos procedentes de Estados que votaron masivamente por él en los comicios presidenciales de 2016.
Los aranceles chinos han tenido en el punto de mira la carne de cerdo, de pollo, soja, sorgo y lácteos estadounidenses, cuyos centros de producción se concentran en estados del centro y Medio Oeste del país, y que son tradicionalmente republicanos.

EN CIFRAS

375.000



Son los millones de dólares de déficit comercial de EE.UU.
con China. Beijing vende por 505.000 millones

CLAVES

Donald Trump había prometido en campaña reducir el déficit comercial de su país con China.
El año pasado alcanzó US$ 375 mil millones. Pero se debe también a la radicación en el Imperio del Centro de numerosas empresas norteamericanas proveedoras de insumos.

El método usado por Trump fue la imposición de aranceles al acero y al aluminio primero, que luego extendió a una variedad de productos. China respondió con medidas similares.

La consecuencia es un alza paulatina de los costos internos norteamericanos. Estados Unidos, por ejemplo, carece de una industria acerera eficiente y potente y debe importar el insumo que ahora en gran parte ingresa con aranceles.

El choque entre estas enormes economías provoca un parate en el crecimiento mundial. La guerra comercial, que Trump considera saludable, ha generado críticas del FMI, el gobierno europeo, el Banco Mundial y la propia FED, el Banco Central norteamericano.

En realidad, el eje de este conflicto no es el rojo comercial, sino el avance tecnológico de China.

En diciembre del año pasado, Eric Schmidt, CEO de la matriz de Google, comentó en la web Nextgov que "para 2020 China se habrá puesto al día en Inteligencia Artificial, para 2025 serán mejores que nosotros y para 2030 dominarán la industria".

Un problema es que Trump recortó los fondos para ciencia e investigación básica, 13% menos este año respecto a 2016.

Así como con el presupuesto, la política insular de Trump ha desalentado la llegada de mentes brillantes de todo el mundo a EE.UU. Mientras, China exhibe una de las mayores concentraciones multinacionales de científicos en su suelo.

BEIJING. AP, EFE Y DPA 

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